El tiempo alcanza para amar


El pasado fin de semana fui al cine con mi hija para ver Monsters University, la nueva cinta animada de Pixar Animation Studios y Walt Disney Pictures. Estábamos las dos sentadas en las butacas, con los lentes tridimensionales puestos, comiendo cotufas y esperando que Mike Wazowski y James Sullivan comenzaran a contar sus aventuras universitarias. Pero, de pronto, ocurrió. Quedamos perplejas ante la gran pantalla, observando cómo un paraguas azul se paseaba de manera animada por una gran ciudad. No podíamos despegar la mirada ni un segundo. Sé que mi niña estaba a punto de preguntarme qué era eso que estaban proyectando. Sin embargo, tan fascinante y atrapante eran las imágenes, que solo pudimos pronunciar palabra cuando terminó  (seis minutos después). En ese momento nos dimos cuenta de que se trataba de un cortometraje llamado Azu-Lado (The Blue Umbrella, por su título original), perteneciente a los mismos estudios. Es el abreboca de la película protagonista en todo el mundo, y creo que se lleva igual atención. Es una obra preciosa, encantadora y deslumbrante. Siempre me ha costado entender cómo en tan poco tiempo ciertos directores pueden llevar al público a vivir experiencias tan inolvidables, pues ese escaso metraje -créanme- se queda contigo por el resto de la semana.


La animación de Azu-Lado es tan precisa que llegamos a pensar que hay más de realidad que de fantasía. Los semáforos miran, las paredes hacen gestos, la lluvia cae con gracia y la gente solo está ahí para darle vida a lo que no es humano. Parece mentira que el tiempo alcance para contar una historia tan bella, tan completa. En medio de una leve tormenta, en una ciudad cantante, dos paraguas (uno azul y otro rojo) se enamoran eternamente. Ellos están destinados a estar juntos, a pesar de los obstáculos que se les presentan en el camino. La fuerza emocional que posee este cortometraje es inmensa y nunca decae. Se propone encantar a los espectadores y lo logra de manera inteligente, adorable. Y creo que lo mejor de todo es la mezcla perfecta de innovaciones tecnológicas con estilos tradicionales. Me hizo recordar aquel corto de Disney de 1946, incluido en la antología musical ¡Música, Maestro!, en el que dos sombreros se encuentran y se aman por siempre. En conclusión, The Blue Umbrella abre paso a nuevas ideas expresivas del mundo digital. Si así llueve, que no escampe... Allí estarán estos paraguas para evitar que nos mojemos. ¡Qué belleza!




VALORACIÓN: 5 de 5

Nota: Los paraguas expresan emociones a través de sus rostros, hechos de íconos extremadamente sintéticos. El entorno de la urbe está dibujado en clave tan hiperrealista, que podría pasar por imagen fotográfica. 

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