Niñez Vs Inocencia

Que el final de una película no sea como el que tú esperabas, no da pie para juzgar si es buena o mala. Ver Silencio en el Lago    (Eden Lake) es vivir sobresaltos y rabietas desde el primer momento. Sospechas que algo grave va a pasar, pero no hay nada predecible ni mucho menos común. Los asesinos no son seres sobrenaturales o mutantes de las montañas. Los que hacen el mal son unos jovencitos, casi niños, con las caras más normales del mundo y liderados por un psicópata en potencia. Eso sí, supone una experiencia traumática. En los escasos 90 minutos que dura el filme, el director británico James Watkins, quien además escribió el guión, juega con la violencia como algo que se agranda y se torna más escalofriante cada segundo.

Es una cinta de terror, una de las mejores que han salido al mercado en los últimos días, y tiene suficientes elementos para el género: horror intenso y frenético,  gore (sangre o violencia gráfica) , intriga y sorprendentes giros. La premisa es sencilla: una pareja decide pasar un fin de semana en el lago Eden, un paraje tranquilo alejado de la gran ciudad. Steve (Michael Fassbender), planea pedirle matrimonio a Jenny (Kelly Reilly) y, mientras ambos disfrutan bajo el sol, un grupo de chamos insolentes los llevan al límite. Lo que comienza como una pequeña discusión, originada por el excesivo volumen de la radio de los adolescentes, termina en una pesadilla y roza la crueldad en su máxima expresión.
CRUDEZA EN PASTA
Polémico, sí. Esta ópera prima de Watkins nos deja muchas ideas. El tiempo se nos pasa analizando cómo afecta al ser humano el hecho de crecer en una familia disfuncional. Y eso es lo que el creador pretende, que nos conectemos con el entorno social de esos chicos. Confieso que no pude ver ciertas escenas, sobre todo una que me hizo preguntar: ¿Quién puede matar a un niño? Ese es el punto fuerte y a la vez realista de la propuesta. Otro dato curioso es que no se utiliza la noche como escenario, sino que el "infierno" se vive a pleno sol y en medio de un bosque que se convierte en una especie de laberinto sin salida para los protagonistas. Se pasa de la raya, pero impacta. Me dejó un profundo desasosiego en mi interior. Si te gusta este tipo de cine corre que aún está en cartelera.

QUERIDOS LECTORES


Me cuesta hablar mal de una película romántica. Como es uno de mis géneros preferidos (sí, lo acepto), lo más lógico sería decir que Querido John es fantástica, fenomenal, que saca las lágrimas del más rudo y que no puedes quitártela de la mente; pero no exageremos. El filme de Lasse Hallström es una adaptación de una novela de Nicholas Sparks (el mismo que escribió Diario de una pasión), por eso se presta a comparaciones o similitudes. Lo básico es lo clásico: un chico (John) se enamora de la chica de sus sueños (Savannah), ella le corresponde y terminan amándose profundamente. Como agregado él se marcha a luchar a Afganistán, lo que los hace mantener una forzosa relación a distancia, alimentada por miles de cartas.



Hay un trasfondo político escondido en los sucesos del 11 de septiembre, los cuales se tocan muy por el borde y se manifiestan en pantalla a través de las noticias que el protagonista se queda viendo. Las pocas escenas de acción se desperdician si se toma en cuenta que también pretende ser una cinta bélica. Dear John (título en inglés) es un chick flick: está lleno de atardeceres bonitos, que enmarcan las figuras de los tórtolos de la historia (Channing Tatum y Amanda Seyfried); incluye una típica escena de sexo bajo la lluvia y los personajes centrales están secundados por algunos seres queridos enfermos y falta de cariño. Eso funciona. De vez en cuando hace llorar.

PUEDE ATRAPAR

Admito que caí parcialmente en sus redes. Tal vez fue por el trabajo de Tatum y Seyfried que, entre tantas caricias y besitos, logran transmitir una química parecida a la de Ryan Gosling y Rachel McAdams en The Nothebook. El papel de Richard Jenkins, como el papá autista de John, es estremecedor y causa un efecto reflexivo de las relaciones familiares y del tiempo que les dedicamos a los padres. Con partes buenas y malas; con tiempos cinematográficos que más bien son saltos; esta película es ideal para un público joven. Creo que fue creada para aquellas mujeres que se emocionan con un muñeco que practica surf, que llora sin complejos, que escribe cartas de amor y que además es fiel...

ECLIPSE Y SU TRÍO

Sí, definitivamente son sensuales. Hablo de los vampiros y los lobos, aunque no voy a hacer una continuación de la columna pasada. Esta semana vi Eclipse, la tercera película de la saga Crepúsculo, y salí del cine satisfecha, en comparación con Luna Nueva (la segunda). En esta entrega -más oscura y romanticona- se nota el cambio en el trabajo del director, David Slade (30 Días de oscuridad y Hard Candy), quien acierta fantásticamente entre tanto diálogo y bobadas adolescentes: "Te quiero, no te quiero. Bésame, no me beses". Cautiva otra vez a los seguidores y ambienta muy bien a Seattle, con el nuevo ejército vampírico levantándose. También logra que el público se ría cuando, entre el trío Edward-Bella-Jacob, ocurren situaciones incómodas y realmente divertidas.
A pesar de que -a mi juicio- esta cinta es superior a las anteriores, la pareja/trío protagónica continúa con su tira y encoge. Robert Pattison vuelve con su interpretación -no tan buena- del vampiro enamorado y ahora hace cualquier cosa para proteger a su amada, incluso la entrega a su mayor enemigo (Jacob) para que esté a salvo. Esa es la más bizarra de las escenas: Bella está a punto de una hipotermia, Edward no puede abrazarla por su condición natural, entonces accede a que el "caliente" lobito se acueste a su lado y la cubra con su calor corporal. Lo más extraño es que en ningún momento les quita los ojos de encima. Lo cierto es que la tan deseada joven tiene que decidir entre vivir eternamente con su príncipe, quedarse como humana, o ser una loba. Pero antes de considerar alguna de esas opciones primero debería ver cómo calma su libido frustrada.



Buenos elementos
La fotografía en esta obra es excelente y ni hablar de la banda sonora de Howard Shore. Eso salva muchas cosas, junto con los bien logrados flashbacks de algunos personajes secundarios. Por ejemplo, a Rosalie y a Jasper Cullen se le dedican unos minutos, durante los cuáles observamos la forma en la que se convirtieron. Por cierto, en uno de esos viajes al pasado aparece la colombiana Catalina Sandino (María llena eres de gracia), haciendo el pequeño papel de una malvada vampiro. ¡Orgullo latinoamericano! Los efectos digitales son digeribles, aunque hay que reconocer que para este apartado no destinaron mucho dinero del que ha generado la saga. Aún así, siguen siendo los reyes.

LA SENSUALIDAD DE LOS VAMPIROS





Un joven de tez blanca, con labios rojos y dientes afilados, toma a la chica por la cintura. Con una mano la empuja ligeramente hacía atrás y a continuación procede a... ¿besarla? No, más bien a morderle el cuello, para tomar unas cuantas gotas de su sangre. La imagen no se percibe aterradora. Se ha convertido en sinónimo de sensualidad, pues los vampiros enamorados están de moda. Eclipse, la tercera parte de la saga Crepúsculo, está en cartelera y es oportuno hablar de la locura que ha desatado Edward Cullen -por ejemplo- en las fanáticas del mundo y en la misma Bella (protagonista), quien no ha dejado de desearlo desde que lo conoció.

¿Será que ahora los directores se han enfocado en mostrar a esos seres y sus relaciones de una manera más atrayente, sexual e intencional? Empezando por el hecho de que la mayoría de los hombres son unos bombones. Recordemos a Tom Cruise, Brad Pitt y Antonio Banderas en Entrevista con el vampiro. Unos seductores ojazos azules y el cabello largo destacan el rostro de Pitt; la sonrisa perfecta de Cruise no se olvida, ni tampoco la masculinidad de Banderas. Eso sin contar con sus actuaciones, aunque para algunos fueron un tanto excéntricas.

SUS TÉCNICAS
Saquemos conclusiones. ¿La sensualidad que irradian los vampiros tiene que ver con un instinto o con algo que han aprendido para envolver a sus "presas"? Puede que sean las dos cosas, pero lo cierto es que -al menos en las películas- demuestran más que eso. El protagonista de Twilight incorpora en sus escenas todos los sentidos: la vista, el gusto, el tacto, el olfato, el oído e incluso la espiritualidad; sobretodo cuando está frente a Bella. Talvez es esa la principal razón por las que todas deliran cuando lo ven en pantalla, porque sabe despertar pasiones. Por supuesto, lo misterioso también es interesante, y ahí entra Jecob (el lobo), quien arrancó suspiros en Luna nueva. Disculpen caballeros tan femenino texto. No digo que las mujeres vampiras no son sensuales, pero en estos momentos, en la saga de Stephanie Meyer destacan más los hombres.