EN DEFENSA DE BEN AFFLECK


Escribir esta edición me es un poco complicado. Primero porque no puedo ser objetiva al momento de hablar de Ben Affleck (me encanta) y segundo porque tengo que luchar contra las opiniones casi universales que lo definen como un mal actor. Yo siempre lo he defendido, desde su trabajo en Perl Harbor, pasando por La chica de Jersey o Daredevil. Eso sí, Gigli no la vi... Vamos a sincerarnos: pese a las críticas desfavorecedoras, no es justo situarlo en el renglón de "los peores" de Hollywood. Él ha sabido sacarle provecho a su suerte y, aún con su carita de "tonto" -como muchos dicen- logra que la gente se interese en sus proyectos. Ahora lo vemos de nuevo en la gran pantalla, con un filme que viene a ser su segunda obra como director y que lo sumerge en el rol protagónico. ¡Muy inteligente!

 The Town (Atracción Peligrosa) es una película aceptable y correcta. Es bastante entretenida y se sigue con interés sin mucho titubeo. Al menos momentáneamente despierta en el cinéfilo la atención, sólo que al salir de la sala se esfuma y no queda nada. Sí, lo reconozco, no es la producción grandiosa dispuesta a trascender. Simplemente cumple con la función del género policial trabajado con buena mano (la mano de Ben, obviamente). Nuestro nuevo realizador se esfuerza por mostrar una fotografía excelente y logra equilibrar las contrapartes: la acción y el romance. Ambos elementos aparecen con la medida exacta, sin aturdir a nadie. Mención especial, además, para la gran labor de castin. El reparto es apropiado.

La trama transcurre en Boston, donde se producen más de 300 robos cada año. Doug MacRay (Affleck) es un ladrón  y líder de una pandilla de asaltantes de bancos y blindados. Tiene una regla distinta a la de otros maleantes: "robar sin matar a nadie". Su vida cambia luego de un "trabajo", en el cual toma por rehén a la gerente de un banco (Rebecca Hall). A partir de ahí se vuelve el antihéroe enamorado y hace que los espectadores nos pasemos al lado contrario. Lo malo es que no hay tanta química entre la pareja, tal vez sea por el corto tiempo en el que sucede todo. Sin embargo, es perfectamente recomendable tanto para los hombres como para las mujeres. Un dato para estas últimas: en una de las escenas Ben muestra sus abdominales de una forma muy intencional. ¡Más bello!

OSCURA CONFUSIÓN

Queriendo pasar unas horas de relax, acostada en la comodidad de mi cuarto, me topé con una película de 2009, la cual no cumplió la función de relajarme. After Life en un intimista thriller sobrenatural que pone los pelos de punta. Un poco lento, pero ideal para mantenernos atentos, sobre todo por el deseo de saber qué esconde esa trama tan misteriosa y confusa. No es común que producciones como estas sean dirigidas por mujeres. Sin embargo, aquí encontramos la mano de la cineasta polaca Agnieszka Wojtowicz-Vosloo. Confieso que no sabía de su existencia y, por supuesto, tampoco había visto ninguno de sus trabajos, aunque por lo leído no son muchos. Su estilo gótico parece influenciado por Tim Burton o Alfred Hitchcock, de hecho hay una escena muy parecida a la de la ducha de Psicosis.

El filme cuenta la tragedia de la joven Anna (Christina Ricci) quien, después de discutir con su pareja, sufre un terrible accidente de tráfico. Más tarde se despierta sobre la mesa de una morgue, en donde es "preparada" por el director de la funeraria, Eliot Deacon (Liam Neeson). Ante su incertidumbre, el forense le dice que se encuentra en la transición hacia el más allá y que él es el único con la capacidad de comunicarse con los muertos. A partir de ese momento, la duda se mantiene siempre. Sólo a ratos lanzan pistas para que comprobemos si en realidad está viva, muerta o es una espantosa pesadilla. Yo no sabría decir a ciencia cierta si en algún momento se aclaran las cosas. Me atrevería a asegurar que la misma directora no supo cómo crear el desenlace y optó por el simplismo de un final completamente abierto.

Lo bueno de After Laife es el elenco. El tándem Ricci-Neeson está excelente. A ella el papel de "viva-muerta" le queda como anillo al dedo: pálida, delgada, débil... como un cadáver. La mitad de la película sale como Dios la trajo al mundo. Neeson logra uno de esos roles sobrios que le quedan tan bien y es la principal herramienta de confusión. También está Justin Long interpretando al novio de la fallecida, cuya actuación (un poco tonta) complementa la historia. En conclusión, no es la típica cinta de terror -el género vaga en un abismo-, pero si te gusta el suspenso oscuro búscala. Antes de despedirme debo advertir que hay un latente tono deprimente con el que uno difícilmente se conecta. Yo no pude.

LAS EMOCIONES DEL NÁUFRAGO


Una y mil veces puedo ver El Naúfrago (Cast Away) sin aburrirme. Es impresionante contemplar a Tom Hanks en una de sus mejores interpretaciones -y eso que casi no habla durante los 143 minutos que dura el filme-. Por eso quise dedicarle una edición de Quinta Fila, porque películas como esta no se han visto desde el año 2000. Es digna de admiración y merece la pena tenerla como colección en el estante de la casa. Su director, Robert Zemeckis (Forrest Gump y Contact) supo sacar provecho a dos elementos: a la parte visual y a las emociones. Ya por ahí gana bastante terreno. Pero eso no significa que descuida el contenido y se centra en la evasión, no. Él supo cautivar; supo construir un personaje, cuyos padecimientos nos envuelven de tal manera que sus sentimientos son los nuestros.



Zemeckis y Hanks son las verdaderas estrellas. Aunque el segundo aparezca en la pantalla todo el tiempo, el primero muestra su mano en cada escena, en cada plano y en cada detalle. El cineasta ostenta su talento al transcurrir la parte más importante de la historia (el naufragio). De hecho, los cuatro años que pasa Chuck Nolland en la isla, los cuales ocurren en un tiempo irreal de una hora y media de metraje, son suficientes para que el espectador se compenetre y mantenga la expectativa con el protagonista. Recordemos la secuencia en la que nuestro querido náufrago intenta huir de su cárcel natural atravesando las olas. Los impactos de éstas contra Hanks y la herida que se hace en una pierna los sentimos como propios. Creo que la tensión necesaria fue efectiva y bien lograda.


A la excelente habilidad del director con los efectos visuales hay que colocarle 20 puntos. Me viene a la mente el momento en el que Chuck se sube a lo más alto de la montaña para ver qué tanta agua lo rodea. Cuando la cámara se eleva por encima de su hombro y percibimos los contornos de la isla, la sensación de vértigo es indiscutible. Hasta mareo nos produce -al menos eso causó en mí-. Pongo otro ejemplo: la manera tan extraña como logra conmovernos con una pelota de marca Wilson. Los que la vieron saben de lo que estoy hablando. Si a todo eso le sumamos la ausencia casi total de banda sonora, como para aumentar la soledad del personaje, todo encaja a la perfección. Ya me dieron ganas de verla de nuevo.