MÁS QUE PELÍCULA (Inception)



A continuación, una aproximación a lo que pudiera ser una crítica -aunque no me gusta llamarlo así- de El Origen (Inception). De antemano les informo que no entraré en la absurda explicación de la trama, pues podría caer en la tentación de copiar y pegar la sinopsis... Lo otro sería hablar de más para los que ya la vieron y no decir nada para el resto. Concentrémonos en alabar la labor de Christopher Nolan, siempre tan dispuesto a confirmar su obsesión por subvertir las estructuras narrativas convencionales. Si recordamos algunas de sus películas, nos damos cuenta de que el director aborda más las ideas que los propios personajes y siempre triunfa con el tema tan subjetivo de la realidad y la fantasía: Memento (recuerdos), El Prestigio, (trucos, ilusiones) y -ahora- El Origen (sueños).



Inception es única, gigante, mucho más que una simple producción. Lo que toma protagonismo es la película misma y no las actuaciones, a pesar de que Leonardo DiCaprio -como siempre- trabaja estupendamente. El resto del elenco se destaca sólo por ayudar al personaje de Leo a introducir al espectador en la complejidad de la ¿Historia? No estoy segura. Creo que no hay historia. El objetivo de este filme es "insertarnos" la teoría de que sí puede haber cambios y avances interiores al aprender a manejar los sueños. Sin embargo, creer eso dependerá de la vulnerabilidad de cada persona.


Un elemento fuerte en esta entrega es, sin duda, los efectos especiales. Luego sobresale la acción y que está artísticamente bien pensada y trabajada. Al salir del cine, comprendí que es odiosa la comparación con Matrix, pues no hay cabida ni siquiera en un cuadro. Es cierto que hay cámara lenta, pero el guión lo necesita y eso no es un recurso exclusivo para la cinta de Morfeo. Disfrútala más de una vez, si quieres, y saca tus conclusiones. Tal vez, como a mí, se te abran varias interrogantes: ¿Recordamos el inicio de un sueño? ¿Cuánto dura? o ¿por qué las personas fallecidas llegan tan fácil a la mente dormida? Hasta la próxima.

SIEMPRE A TU LADO: EL VALOR DEL BUEN CINE

Elegancia, buen gusto, música grata y ternura. Esas son algunas de las características de Siempre a tu lado (Hachiko, en su título original), dirigida por Lasse Hallström (¿A quién ama Gilbert Grape?, Dear John) y protagonizada por Richard Gere. Desde el primer momento el público se dará cuenta de que está frente a un drama conmovedor y, antes de que el guión avance, sabrá que le esperan momentos de llanto o –para no exagerar- unos cuantos nudos en la garganta. En inicio está un perrito de lo más bonito, un punto a favor porque los relatos con animales calientan el corazón de aquellos que en la vida real tienen algún tipo de conexión con ellos.

Pero, para ser sincera, yo no necesité estar conectada con ningún perro. Igual me dejé llevar por una historia tremendamente bien contada. Se trata de un drama simple pero efectivo, el cual vale la pena ver. Tampoco creo que sea un filme que trascienda en el tiempo, aunque su mensaje sí deja una sensación aleccionadora. Hay que mencionar de manera positiva todos sus matices y la excelente actuación del elenco, empezando por su protagonista que, si bien no es el héroe de acción, en este caso hace lo necesario y eso basta.

El hilo narrativo sigue la vida de Parker (Gere), un profesor de música que, simplemente, es una buena persona. Así, sin nada que esconder, sin pasado oscuro y cabeza de una familia envidiable. La película es una adaptación norteamericana de un célebre y real cuento japonés acerca de un perro de raza Akita llamado Hachiko, quien cada mañana acompaña a su amo hasta la estación del tren, para despedirle. Luego, por las tardes regresa y lo recibe con lamidos y abrazos –si se pueden llamar así-.



Lo sorprendente es que, exactamente cuando han transcurrido 60 minutos de metraje, un inesperado giro sacude de manera brutal al espectador. Por supuesto, no lo revelaré, ya que a partir de ese suceso comienzan los momentos más emotivos. Siempre a tu lado demuestra que todavía existen ideas para hacer buen cine. Como dice su promoción: ideal para todas las edades y para descansar un poco de tantos efectos especiales. La recomiendo cien porciento.

LAS MIELES DEL AMOR





Rosa, rosa, muy rosa. Me encantan las comedias románticas pero Cartas a Julieta (en cartelera) no llega a comedia. Es la más empalagosa de las películas de Gary Winick (Guerra de novias) y puede endulzar al más ácido de los cinéfilos. Claro, en medio del camino a la cursilería, parte de una premisa interesante que, aunque se vuelve predecible, se ampara en unas actuaciones muy buenas. Al César lo que es del César. Una de las tramas principales está a cargo de Vanessa Redgrave (hermosa a sus 73 años) y su esposo en la vida real, el actor italiano Franco Nero. Luego vemos a la dulce Amanda Seyfried, al guapo y siempre profesional Gael García Bernal (que en este caso creo que no aprovecharon del todo) y a Christopher Egan. Este último es el que menos da la talla.


Lo bueno es que no hay ni una escena, ni siquiera un cuadro con drama. Tiene el esperado happy end que todos agradecen y, al menos, no hace llorar a nadie. Sophie (Seyfried) es una investigadora de la revista The New Yorker y está comprometida con Víctor (García Bernal), un chef a punto de abrir su restaurante. Para animar la relación, viajan a Verona en una especie de "pre luna de miel". Allí la chica descubre a las secretarias de Julieta, un grupo de señoras que se dedica a contestar cartas en la supuesta casa donde vivió la joven de Shakespeare. Con el interés de tener una buena historia que escribir, la protagonista se suma a la labor y responde una carta de hace 50 años, en la cual una joven de 15 años abandona a su amor en Italia y se muda a Londres. Así, aparece Claire (Redgrave) y su nieto Charlie (Egan), con quienes se une para buscar a ese antiguo amante.


Lo mejor de Cartas a Julieta son las tomas turísticas de la tan fotogénica e iluminada Verona. Eso colabora con el tono del filme. Y, a pesar de que casi no existe química entre Seyfried y Egan, la historia se mantiene con la esperanza del personaje de Redgrave. García Bernal aparece muy galán y hace a la perfección el papel del novio despistado, acelerado y poco cursi. En conclusión: se trata de un filme positivo y dulce. ¿Meloso? Sí, ¿Inocente? También, ¿Femenino? Depende... Como dije antes, romántico hasta los huesos. Escépticos, abstenerse.