POCAS HISTORIAS COMO ÉSTA

Cuando yo comencé a escribir mi columna prometí no sólo hablar de las películas más sonadas o de las que estuvieran de estreno en la cartelera cinematográfica. Dije que le daría cabida a producciones que hicieron historia o a aquellas que pasaron desapercibidas pero que su calidad y bienhechuría fueran realmente loables. Este preámbulo lo hago para comentar acerca de una producción mexicana del año 2007, que recientemente me dejó asombrada por muchas razones. Se trata de La Misma luna, protagonizada Kate del Castillo y el ya no tan niño Adrián Alonso. Éste último es quien se llevó mi admiración, pues ya se conoce el don histriónico que tiene Kate y la hemos visto en infinidad de proyectos. Sin embargo, ver a un "chamaco" -como dirían ellos- actuando de una forma tan magistral y sin ningún indicativo de, al menos, un pequeño error no tiene nombre. Él se devora la película solito.
La trama es un poco repetitiva, pues menciona una y otra vez el tema de la emigración mexicana hacia Estados Unidos (EEUU). Sí, eso les da en la yaga a nuestros hermanos aztecas, aunque no por eso vamos a criticarlos. Cada país tiene sus dolores: el narcotráfico, la delincuencia, los nazis.... En fin, ya saben. Patricia Riggen (directora) dijo en una entrevista que el mensaje va mucho más allá. Según ella es una entrañable historia de amor entre una madre y un hijo separados por la frontera. Rosario (Castillo) trabaja de manera ilegal en EEUU mientras que su madre cuida de Carlitos (Alonso) en México. Tienen cuatro años sin verse, hasta que el niño decide embarcarse en una angustiosa travesía para encontrarla. Esa es una de las partes más desesperantes, porque en el camino enfrenta retos muy difíciles. Logra movernos las emociones al imaginarnos que algo parecido pudiera pasarle a un hijo propio.
También están las tremendas participaciones secundarias, incluyendo a un acertado Eugenio Derbez en el papel de Enrique. Carmen Slinas, Ernesto D'Alessio y Sonya Smith también "se la comen". La cinta llenó todas mis expectativas y hasta la actuación especial de Los Tigres del Norte me gustó. Es una maravillosa producción, con un maravilloso elenco y un maravilloso guión. La disfruté de principio a fin. Búsquenla, es necesario verla. Hasta pronto.

DISNEY NO PIERDE SU MAGIA

Es una experiencia realmente encantadora sentarse frente a la pantalla del cine y ver Enredados. La nueva entrega de Disney (la número 50 de los clásicos) es una película entretenida, que cumple todas las funciones y se adapta con facilidad al entendimiento de los más pequeños. Tiene un guión ligero y un hilo narrativo que no aburre. Está basada en la vieja historia de Rapunzel, una princesita a quien tienen encerrada en una torre, pues posee la fuente de la juventud y salud eterna. La bruja Gothel la arrebató del lado de sus padres cuando era bebé, y durante años le ha hecho creer que es su mamá. Todo se complica cuando el bandido Flynn Ryder, el más buscado del reino, entra por equivocación al cuarto de la chica de 18 años, quien lo toma por rehén y lo obliga a sacarla del cautiverio en el que vive.
A partir de ahí, la trama sumerge al espectador en una verdadera aventura musical. Se acerca mucho a los cuentos de princesas de épocas anteriores como: La Sirenita o La Bella y la Bestia; de hecho está última llega a la memoria al observar una de las escenas finales, en la que el príncipe se debate entre la vida y la muerte y Rapunzel llora en su regazo. El romance también tiene su dosis exacta. La química entre los protagonistas es innegable. Ella con mentalidad un poco infantil, arriesgada y divertida y él un Don Juan, cautivador y extremadamente protector. Hacen la pareja perfecta. Claro, en ningún momento caen en lo cursi. Repito, todo está equilibrado... como debe ser. Hasta los personajes secundarios (un camaleón y un caballo) tienen una participación necesaria.
Enredados posee un elemento que se ganó toda mi atención. Se trata de la voz de Chayanne, la cual da vida al "héroe" de la historia. No sé si yo estaba muy pendiente del doblaje o es que efectivamente se nota demasiado el sello del cantante puertorriqueño. Cada vez que Flynn Ryder habla, ríe, grita o canta es como ver en persona al intérprete de Provócame; hasta se parecen físicamente. La voz de la mexicana Danna Paola en el dibujo animado de Rapunzel no es tan obvia. Lo otro destacable es la parte técnica y el diseño artístico. Excelentes, sin dejar de nombrar la banda sonora de Alan Menken, el mismo que realizó la de La Sirenita, Aladdín, Pocahontas, El Jorobado de Notre Dame, Hércules, entre otras. Él siempre aporta sensibilidad, ternura y emoción. Sólo tengo un pero: no es posible que hayan convenido mostrar la puñalada que la bruja le propina al príncipe. Muy mal, considerando que el público principal está conformado por los tan perceptivos y cuestionadores niños. Me despido.

LAS COMEDIAS ROMÁNTICAS NO CAMBIAN



En varias ocasiones he quedado con las ganas de ver cierta película después de apreciar velozmente el tráiler. Paso días y días apartando un tiempo aquí y sacando ratos por allá para ir al cine y, al salir de la sala, no encuentro la satisfacción que esperaba. Realmente no sé qué está pasando con las comedias románticas de la temporada. No ha habido al menos una que me emocione al máximo. En este caso la experiencia fue con Amor a distancia (Going the distance, por su título en inglés). Al saber que la eternamente intermitente Drew Barrymore era la protagonista, supuse que sería buena. Con Justin Long no me entusiasmé tanto pero igual iba con ganas. Lo cierto es que, si hay algo salva esta cinta, es la actuación de ambos... y no es excelente. Existen muchas fallas en el guión, pues una y otra vez los directores caen en los clichés, en los lugares comunes y en los gags rebuscados. Eso ya cansa.

La documentalista Nanette Burstein debuta en este largometraje mostrando más de lo mismo. Erin (Barrymore) es una aspirante a periodista que no está interesada en una relación estable. Garret (Long) acaba de quedar soltero y tampoco busca compromisos. Sin embargo, los dos se conectan después de una aventura que comenzó con una noche de "sexo loco" y un desayuno a la mañana siguiente. Los problemas se dan cuando la chica en cuestión tiene que regresar a San Francisco y el recién enamorado queda extrañándola en Nueva York. A partir de ahí, inician una lucha para no dejar morir el amor y tratar de que la "relación" sobreviva aún cuando los separan miles de kilómetros. Cómo acaba la cosa, al final, es lo de menos. En el proceso el espectador va perdiendo el interés y cuando cae en cuenta está viendo la escena del tradicionalísimo beso final.


Como para rellenar el tiempo decidieron complementar el dúo romántico con los amigos, quienes tienen la vida convertida en un desastre pero que, en los momentos menos esperados, dan sabios consejos. Está la hermana de Erin, interpretada por una acertada Christina Applegate, en un papel de obsesiva compulsiva que le queda muy bien.  Charlie Day y Jim Gaffigan también tienen una participación necesaria. Por supuesto, los tira y encoge son los aburridos. Incluyen celos, desconfianzas, discusiones y una gran variedad de situaciones conocidas. Sólo vi con sutileza una escena de lágrimas realmente conmovedora. Dios quiera que en el futuro lleguen propuestas más admirables. ¡Hasta la próxima!


SUFRIMIENTO, MUERTE Y RELIGIÓN


El hecho de que una película tenga como trama central la enfermedad y muerte de una niña ya es bastante. Pero que a eso le sumen una dura crítica a los movimientos no tan éticos o humanos de los miembros del Opus Dei hace que las emociones se crucen y se intensifiquen de una manera difícil de digerir. La película Española Camino, dirigida por Javier Fesser, deja una sensación extraña. No lloré, y tal vez sea por el hecho de que el final está claro desde que comienza el filme. Los primeros minutos se los dedican a las últimas horas de la protagonista, quien deja de respirar frente a su madre, su hermana, enfermeras, doctores y -por supuesto- los curas. ¡No se alarmen! No estoy revelando nada contundente. La sinopsis nos advierte lo que sucederá, pues se trata de un caso real. La historia de Camino (así se llama la jovencita interpretada por Nerea Camacho) está basada en la vida de  Alexia González-Barros, quien falleció a los 14 años en 1985 tras luchar con un cáncer en la vértebra.

Mientras más me adentraba a la trama, me daba cuenta de que todo no gira en torno al padecimiento de la adolescente. El director hace lo posible por mostrar los contrastes de enamorarse y morir al mismo tiempo y supone también una especie de drama romántico. Por otro lado está la parte religiosa, que nos hace preguntarnos: ¿Cómo puede una madre no pedir a Dios un milagro si ve a su hija al borde de un abismo? ¿Se vale el fanatismo en momentos de crisis? ¿Qué clase de mujer le impide a su hija realizar sus sueños, así sea los últimos que pida? En vista de la polémica que levantó esta producción en la iglesia católica desde que se estrenó en el año 2009, Fesser se defendió diciendo que en ningún momento intenta mal poner la fe en Dios, sino que refleja la exacta realidad, las contradicciones y el doble discurso de una organización que se irritó al verse en un espejo. Se refiere al Opus Dei, obviamente... Ya lo había nombrado al inicio, lo que no había dicho es que la familia verdadera basaba su educación en el seno de esos preceptos.
Tal parece que la cinta es más llamativa por lo que genera que por su mensaje o sus actuaciones, que vale decir están grandiosas. La española Carmen Elías triunfó en los Goya como la Mejor Actriz Protagonista, por su papel de Gloria (mamá de la niña). En esa oportunidad, también ganaron los premios Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor de Reparto, Mejor Actriz Revelación y Mejor Guión Original. Técnicamente está muy bien hecha. Posee una fotografía excelente, sin contar con la estremecedora musicalización de Rafa Arnau y Mario Gosálvez. A mi juicio, tiene una energía que nos hace viajar por cada una de las barreras que se le presentan a Camino. Ella quiere vivir, amar y ser feliz pero no lo logra.

¡SIMPLEMENTE VÉANLA!


Aquí estoy de nuevo sentada en mi Quinta Fila. Terminado el trabajón de la Feria de la Chinita, regreso a mis comentarios cinematográficos hablando de una película que pasó hace poco por la cartelera. Confieso que la vi con predisposición y terminé comprendiendo que pudiera llegar a ubicarse en el renglón de las medianamente recomendables. No es tan mala, se salva por unas excusas muy buenas y efectos especiales trabajados con precisión. Ahhh disculpen, se me olvidaba nombrarla, se trata de Piraña 3D. Cientos de opiniones me llegaron antes de que pasara por mi vista. Que si es la más grotesca de la temporada (los que dijeron eso no han visto Machete), que si tiene mucho gore -en realidad sí- o que es un coctel de mujeres desnudas detrás de una historia que pretende ser seria y que a ratos lo logra.

Lo bueno es que este filme, dirigido por el  francés Alexandre Aja, no es un remake de ninguna de sus antecesoras (Piraña /1978 y Piraña II / 1981). Esta última fue realizada por James Cameron y no obtuvo tanta simpatía de la gente. La nueva versión tridimensional usa al depredador amazónico para contar una historia nueva, presentando desde el inicio chicas lindas, libertinaje, sexo y chistes. Luego termina con un final que -a mi juicio- fue lo mejor del metraje. La trama básica es un tanto predecible: después de una serie de temblores submarinos se liberan unos peces prehistóricos que devoran a los humanos con gran facilidad. Todo se desarrolla en el Lago Victoria, donde se vive la fiesta del verano al máximo. Los temporadistas deberán unir sus fuerzas para evitar ser la comida de esas malignas criaturas. Por supuesto, todo muy bien cargado de perceptibles GGI.

Acerca del reparto, tengo que decir que no fue nada memorable. Elisabeth Shue, como la sheriff del lago y la mamá que lucha por salvar a sus hijos, no dio lo mejor de sí. Me parece que con su participación quedó confinada a este tipo de papeles, que la alejan cada vez de los sensuales. Por otro lado está el joven Steven R. McQueen (nieto del recordado Steven McQueen), quien intenta ser el héroe. De resto hay personajes que arman el caparazón de la peli pero que hubiesen sido prácticamente lo mismo en mano de otros actores. Creo que Piraña 3D tendrá cero cantidad de Oscar, a pesar de que unos cuantos bromistas han inventado supuestas categorías en las que pudiera participar. Por ejemplo: "mejor pene devorado y escupido en 3D", "mejor duelo de motos acuáticas en un filme de pirañas", "mejor cueva submarina" y "mejor cueva submarina con huevos de piraña". Sí, ríanse. ¡Hasta la próxima! 



RESALTANDO LO BUENO

Hace poco vi la película venezolana Las caras del diablo y, antes de escribir mis impresiones acerca de ella, me dediqué a leer otras críticas para ver si las opiniones estaban unificadas. Me encontré con una que si bien no es completamente destructiva, basa su argumento en una extraña comparación con el cine norteamericano. Para ser directa, hace referencias a la ganadora del Oscar del año pasado The Hurt Locker (por eso del recurso de la cámara en mano). Es cierto que la nueva entrega de Carlos Daniel Malavé no es la mejor de la temporada. Se encuentran ciertos problemas con el manejo de la cámara, con la no acertada musicalización, con los diálogos y con algunas actuaciones secundarias. Sin embargo, quiero excusarla tomando en cuenta que se trata de una obra hecha bajo la modalidad del llamado cine guerrilla. Es decir, utilizaron los recursos que tenían al alcance. No había presupuesto.




Partiendo de ese antecedente, es aplaudible que los directores criollos hagan lo que puedan y se avoquen a cumplir el sueño de crear una historia sin tener que esperar que alguna productora financie el proyecto. Esto no lo invento yo, sino que el mismo Malavé me lo dijo en una entrevista previa al estreno. Se nota que su mente cinéfila va mucho más allá y que apuesta todo –incluyendo su cartera- con el propósito de hacer cine. Lo más importante es seguir apoyando lo nuestro, y si hay un punto a favor debemos resaltarlo.
En el caso de Las caras del diablo, es necesario destacar el mensaje positivo que nos deja. No hablo de la trama policial, pues me pareció un poco floja. Me refiero al hecho de alertar a los padres acerca de los peligros que corren los hijos en internet sin supervisión de un adulto. La pornografía infantil está latente cada vez más, así como los secuestros y los asesinatos a menores. Dicho sea de paso, no es muy fácil tratar este tema. Pero agradecemos que, por un momento, esta producción nos alejara de la dignificación de los malandros venezolanos.



Jean Paul Leroux, como protagonista, tiene una participación creíble. A pesar de no ser papá en la vida real, muestra sufrimiento al enterarse de que su hija Sarah desapareció del plan vacacional. María Fernanda León, en el papel de la madre, también pone su mayor empeño y se esfuerza por conmover en las escenas de llanto. A la niña Valentina Mammarella no le dan grandes apariciones, pero es una nueva actriz que se levanta en el país. Aquí les dejo varios datos para que se interesen y vayan a verla: 1) Contó con la participación de 12 personas en el equipo técnico y el rodaje duró cuatro semanas. 2) Trabajaron con pocas luces. Eso les permitía llegar al sitio, montar rápidamente los equipos, grabar e irse. 3) El dinero para el filme salió de un ahorro que Malavé tenía apartado para comprarse un carro. ¡Es injusto no apoyarlos!

EN DEFENSA DE BEN AFFLECK


Escribir esta edición me es un poco complicado. Primero porque no puedo ser objetiva al momento de hablar de Ben Affleck (me encanta) y segundo porque tengo que luchar contra las opiniones casi universales que lo definen como un mal actor. Yo siempre lo he defendido, desde su trabajo en Perl Harbor, pasando por La chica de Jersey o Daredevil. Eso sí, Gigli no la vi... Vamos a sincerarnos: pese a las críticas desfavorecedoras, no es justo situarlo en el renglón de "los peores" de Hollywood. Él ha sabido sacarle provecho a su suerte y, aún con su carita de "tonto" -como muchos dicen- logra que la gente se interese en sus proyectos. Ahora lo vemos de nuevo en la gran pantalla, con un filme que viene a ser su segunda obra como director y que lo sumerge en el rol protagónico. ¡Muy inteligente!

 The Town (Atracción Peligrosa) es una película aceptable y correcta. Es bastante entretenida y se sigue con interés sin mucho titubeo. Al menos momentáneamente despierta en el cinéfilo la atención, sólo que al salir de la sala se esfuma y no queda nada. Sí, lo reconozco, no es la producción grandiosa dispuesta a trascender. Simplemente cumple con la función del género policial trabajado con buena mano (la mano de Ben, obviamente). Nuestro nuevo realizador se esfuerza por mostrar una fotografía excelente y logra equilibrar las contrapartes: la acción y el romance. Ambos elementos aparecen con la medida exacta, sin aturdir a nadie. Mención especial, además, para la gran labor de castin. El reparto es apropiado.

La trama transcurre en Boston, donde se producen más de 300 robos cada año. Doug MacRay (Affleck) es un ladrón  y líder de una pandilla de asaltantes de bancos y blindados. Tiene una regla distinta a la de otros maleantes: "robar sin matar a nadie". Su vida cambia luego de un "trabajo", en el cual toma por rehén a la gerente de un banco (Rebecca Hall). A partir de ahí se vuelve el antihéroe enamorado y hace que los espectadores nos pasemos al lado contrario. Lo malo es que no hay tanta química entre la pareja, tal vez sea por el corto tiempo en el que sucede todo. Sin embargo, es perfectamente recomendable tanto para los hombres como para las mujeres. Un dato para estas últimas: en una de las escenas Ben muestra sus abdominales de una forma muy intencional. ¡Más bello!

OSCURA CONFUSIÓN

Queriendo pasar unas horas de relax, acostada en la comodidad de mi cuarto, me topé con una película de 2009, la cual no cumplió la función de relajarme. After Life en un intimista thriller sobrenatural que pone los pelos de punta. Un poco lento, pero ideal para mantenernos atentos, sobre todo por el deseo de saber qué esconde esa trama tan misteriosa y confusa. No es común que producciones como estas sean dirigidas por mujeres. Sin embargo, aquí encontramos la mano de la cineasta polaca Agnieszka Wojtowicz-Vosloo. Confieso que no sabía de su existencia y, por supuesto, tampoco había visto ninguno de sus trabajos, aunque por lo leído no son muchos. Su estilo gótico parece influenciado por Tim Burton o Alfred Hitchcock, de hecho hay una escena muy parecida a la de la ducha de Psicosis.

El filme cuenta la tragedia de la joven Anna (Christina Ricci) quien, después de discutir con su pareja, sufre un terrible accidente de tráfico. Más tarde se despierta sobre la mesa de una morgue, en donde es "preparada" por el director de la funeraria, Eliot Deacon (Liam Neeson). Ante su incertidumbre, el forense le dice que se encuentra en la transición hacia el más allá y que él es el único con la capacidad de comunicarse con los muertos. A partir de ese momento, la duda se mantiene siempre. Sólo a ratos lanzan pistas para que comprobemos si en realidad está viva, muerta o es una espantosa pesadilla. Yo no sabría decir a ciencia cierta si en algún momento se aclaran las cosas. Me atrevería a asegurar que la misma directora no supo cómo crear el desenlace y optó por el simplismo de un final completamente abierto.

Lo bueno de After Laife es el elenco. El tándem Ricci-Neeson está excelente. A ella el papel de "viva-muerta" le queda como anillo al dedo: pálida, delgada, débil... como un cadáver. La mitad de la película sale como Dios la trajo al mundo. Neeson logra uno de esos roles sobrios que le quedan tan bien y es la principal herramienta de confusión. También está Justin Long interpretando al novio de la fallecida, cuya actuación (un poco tonta) complementa la historia. En conclusión, no es la típica cinta de terror -el género vaga en un abismo-, pero si te gusta el suspenso oscuro búscala. Antes de despedirme debo advertir que hay un latente tono deprimente con el que uno difícilmente se conecta. Yo no pude.

LAS EMOCIONES DEL NÁUFRAGO


Una y mil veces puedo ver El Naúfrago (Cast Away) sin aburrirme. Es impresionante contemplar a Tom Hanks en una de sus mejores interpretaciones -y eso que casi no habla durante los 143 minutos que dura el filme-. Por eso quise dedicarle una edición de Quinta Fila, porque películas como esta no se han visto desde el año 2000. Es digna de admiración y merece la pena tenerla como colección en el estante de la casa. Su director, Robert Zemeckis (Forrest Gump y Contact) supo sacar provecho a dos elementos: a la parte visual y a las emociones. Ya por ahí gana bastante terreno. Pero eso no significa que descuida el contenido y se centra en la evasión, no. Él supo cautivar; supo construir un personaje, cuyos padecimientos nos envuelven de tal manera que sus sentimientos son los nuestros.



Zemeckis y Hanks son las verdaderas estrellas. Aunque el segundo aparezca en la pantalla todo el tiempo, el primero muestra su mano en cada escena, en cada plano y en cada detalle. El cineasta ostenta su talento al transcurrir la parte más importante de la historia (el naufragio). De hecho, los cuatro años que pasa Chuck Nolland en la isla, los cuales ocurren en un tiempo irreal de una hora y media de metraje, son suficientes para que el espectador se compenetre y mantenga la expectativa con el protagonista. Recordemos la secuencia en la que nuestro querido náufrago intenta huir de su cárcel natural atravesando las olas. Los impactos de éstas contra Hanks y la herida que se hace en una pierna los sentimos como propios. Creo que la tensión necesaria fue efectiva y bien lograda.


A la excelente habilidad del director con los efectos visuales hay que colocarle 20 puntos. Me viene a la mente el momento en el que Chuck se sube a lo más alto de la montaña para ver qué tanta agua lo rodea. Cuando la cámara se eleva por encima de su hombro y percibimos los contornos de la isla, la sensación de vértigo es indiscutible. Hasta mareo nos produce -al menos eso causó en mí-. Pongo otro ejemplo: la manera tan extraña como logra conmovernos con una pelota de marca Wilson. Los que la vieron saben de lo que estoy hablando. Si a todo eso le sumamos la ausencia casi total de banda sonora, como para aumentar la soledad del personaje, todo encaja a la perfección. Ya me dieron ganas de verla de nuevo. 


HAGO REVERENCIAS

Y yo sigo aquí lanzándole flores al cine venezolano. Tal vez sea porque cada vez me enamoro más de él o porque ciertamente se están haciendo productos de calidad. Pude ver La Hora Cero en su pre estreno en Maracaibo y salí de la sala ORGULLOSA, no sólo por la impresión que me causó el esmero que dedicaron a los detalles, sino porque las actuaciones son grandiosas. Todas, sin excepción, hacen que esta cinta supere a unas cuantas de Holywood. No estoy exagerando. Se cumplió al pie de la letra lo que prometió el director, Diego Velasco. Hay acción de la buena, a primera vista no se notan los errores -aunque tendría que verla una segunda vez, pues siempre los hay- y además no aburre. Tal como él lo dijo: "Para los pelos de principio a fin".




Narra la historia de un sicario apodado La Parca (Zapata 666), quien secuestra una clínica privada para salvar al amor de su vida, Ladydi (Amanda Key). Está ambientada en 1996, cuando los doctores y los enfermos vivieron la peor huelga médica de la historia del país. Tiene un alto impacto social, y una carga reflexiva que hace pensar: ¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes son los malos? ¿Dónde están los culpables? y ¿Dónde están los inocentes? No deja a nadie indiferente, sobre todo porque involucra personajes universales: malandros, policías, políticos, periodistas, pobres, adinerados y hasta misses.



La primera frase del guión abre los sentidos y define la esencia del filme: "¡Me dicen La Parca porque traigo la muerte, si toco a tu puerta estas listo!". Claro, sospecho que todavía es muy difícil que el cine criollo escape de los barrios de Caracas, pero a lo mejor fue lo que nos tacó... "Es la realidad", dicen por ahí. ¿Puntos positivos? Varios: Laureano Olivares es uno. Su personaje (El Buitre) oscila entre lo rudo y lo cómico, tiene una gran picardía y logra empatía con el espectador. También destacan Erich Wildpret, como el doctor Cova; Marisa Román, como la reportera Verónica; Albi de Abreu, como el camarógrafo Jesús; Rolando Padilla, como el gobernador y Ana María Simon, como Márgaret. Sólo me queda -como siempre- recomendarla. Llega el 8 de octubre. ¡No se la pierdan!



RECOMENDABLE


En medio de la emoción por la postulación de Hermano en los Oscar 2011, me había olvidado de Habana Eva. La película de Fina Torres también es digna de ser comentada, pues se nota una vez más el progreso del cine venezolano y nos arrebata un poco la pena de recomendarla. Sí, como lo leen, es completamente recomendable, a pesar de que no posee un guión “rompe cocos”, sino más bien convencional. Pero está impregnada de comedia, romance y realismo mágico. La tragedia asoma su rostro, pero en un porcentaje muy bajo y amparado en el humor. Cuenta la historia de una joven con sueños de grandeza, quien camina por la fascinante y deteriorada Habana. Esta ciudad –por cierto- comparte protagonismo.


Las actuaciones no son nada del otro mundo, pero cumplen su función. En el papel principal, aparece la criollita Prakriti Maduro con un look parecido al que mostró en la telenovela Voltea pa’ que te enamores. Su acento cubano convence a ratos, así como su aspecto de chica sensual. Juan Carlos García –a mi juicio- está igual que en los dramáticos de Venevisión, en físico y en esencia. Creo que aportaron mucho más los otros actores cubanos, incluyendo a dos ancianas que hicieron el papel de viejas “verdes”, literalmente hablando. Hay elementos buenos y verdaderamente originales, excepto la típica escena del beso bajo la lluvia.


Lo otro atrayente es la música: adecuada, actual y complementaria para cada escena. Todo apunta, sin mayores pretensiones, hacia el siempre recurrente tema femenino que imprime Torres en sus obras. Claro, eso no quiere decir que no la puedan ver los hombres. Se trata de un tributo a la revolución de la mujer luchadora y con independencia sexual, algo que queda comprobado en el gracioso final. Muchos y muchas quedarán con un dulce sabor en la boca. Aún está en el cine… ¡Anímate!

ENAMORARNOS DEL CINE NUESTRO

Es imperdonable que a estas alturas del "partido" no le haya dedicado una entrega completa de mi columna a Hermano. La vi casi en su estreno y hoy me reivindico alabándola por todo lo que ha logrado. Lo último fue la postulación como representante de Venezuela en la carrera por los Oscar 2011. Qué alegría tan grande y qué orgullo sería verla en el renglón de las cinco cintas que compiten todos los años para ganarse el premio de Mejor Película Extranjera.
Sin embargo, hace poco descubrí que a veces no basta con que la producción sea buena, sino que depende del bolsillo del autor para poder hacer trámites de promoción y divulgación en los Ángeles. Afortunadamente, y para esperanza de los fanáticos, ésta pudiera tener ambas cosas. Es una historia que en realidad impresiona y, además, tiene 10 semanas de exhibición. Espero que Marcel Rasquín haya ahorrado algún dinerito y tenga las "maneras" de moverse en medio de los votantes de la Academia.



La ópera prima del director venezolano resulta la obra actual mas solvente del cine nacional. Probablemente sea el inicio de una evolución. A pesar de que el arranque es trillado (un barrió de Caracas como entorno de los protagonistas, pobreza extrema y una madre soltera y trabajadora), el argumento que se maneja dentro de todo es diferente. Daniel (Fernando Moreno) y Julio (Eliú Armas) son hermanos de crianza con diferentes personalidades y una misma pasión: el fútbol. Juntos luchan por convertirse en jugadores profesionales y dejar atrás sus precarias vidas.
Lo mejor, a mi juicio, parte precisamente de quienes tienen a su cargo el mayor peso de la trama. Son dos chicos completamente desconocidos, cuyas caras nunca antes habían estado en la pantalla grande, pero resulta gratificante verlos actuar de forma tan acertada. Otro punto a favor son las excelentes tomas de los partidos y los encuadres. Está muy bien hecha. Como me comentó Rasquín una vez: "Es profunda y emocionante, sencilla y cruda... Va al grano y derrama sentimientos".

SON COMO TONTOS

No hubiese querido ver esta película... Ojalá no me hubiera pasado por la mente, pero a lo hecho pecho. Al menos me sirvió para comprobar que ninguna comedia de Adam Sandler ha llegado a tener 20 puntos, y eso que una vez más funge como productor. Son como niños es capaz de divertir a los más jóvenes, a los que no necesitan un buen argumento dentro de un filme, sino que se conforman con una recopilación de chistes malos, comunes y tontos. Todo gira alrededor de mujeres bonitas, maridos dominados, niños groseros o malcriados... en fin, prácticamente no hay historia. La trama -si se puede llamar así- cuenta las locuras de un grupo de amigos, quienes se reencuentran 30 años después tras la muerte del entrenador de básquet de la infancia. Hasta ahí, no hay más.

Esta es la clásica cinta donde los actores la pasan mejor filmándola que los espectadores viéndola. Se nota que Sandler buscó a los compañeros con los que trabaja desde hace tiempo (Kevin James, Rob Schneider, Chris Rock y David Spade) y seguramente el rodaje debe haber sido una fiesta, pero el resultado no es bueno. También vemos a una floja Salma Hayek, con un supuesto papel protagónico, aunque deja mucho que desear. Había razones para esperar una gran comedia norteamericana. Lamentablemente, las expectativas se caen al transcurrir 20 minutos de metraje. Hay momentos en los que el espectador quisiera que llegara el final lo más rápido posible. Hablo de mi experiencia, claró está.

El problema no son los elementos comunes o las ideas poco trabajadas. Después de todo, las producciones hollywodenses con toques cómicos no han tenido mucha evolución durante varios años. El error está en el poco interés que le pusieron al guión: dejaron muchos hechos aislados, resulta desesperantemente previsible y es aburrido. Sencillamente no causa demasiada gracia. De todas formas, sé que los gustos son diversos y si eres seguidor del protagonista no me harás caso. Yo sólo te digo: no te arriesgues.


MÁS QUE PELÍCULA (Inception)



A continuación, una aproximación a lo que pudiera ser una crítica -aunque no me gusta llamarlo así- de El Origen (Inception). De antemano les informo que no entraré en la absurda explicación de la trama, pues podría caer en la tentación de copiar y pegar la sinopsis... Lo otro sería hablar de más para los que ya la vieron y no decir nada para el resto. Concentrémonos en alabar la labor de Christopher Nolan, siempre tan dispuesto a confirmar su obsesión por subvertir las estructuras narrativas convencionales. Si recordamos algunas de sus películas, nos damos cuenta de que el director aborda más las ideas que los propios personajes y siempre triunfa con el tema tan subjetivo de la realidad y la fantasía: Memento (recuerdos), El Prestigio, (trucos, ilusiones) y -ahora- El Origen (sueños).



Inception es única, gigante, mucho más que una simple producción. Lo que toma protagonismo es la película misma y no las actuaciones, a pesar de que Leonardo DiCaprio -como siempre- trabaja estupendamente. El resto del elenco se destaca sólo por ayudar al personaje de Leo a introducir al espectador en la complejidad de la ¿Historia? No estoy segura. Creo que no hay historia. El objetivo de este filme es "insertarnos" la teoría de que sí puede haber cambios y avances interiores al aprender a manejar los sueños. Sin embargo, creer eso dependerá de la vulnerabilidad de cada persona.


Un elemento fuerte en esta entrega es, sin duda, los efectos especiales. Luego sobresale la acción y que está artísticamente bien pensada y trabajada. Al salir del cine, comprendí que es odiosa la comparación con Matrix, pues no hay cabida ni siquiera en un cuadro. Es cierto que hay cámara lenta, pero el guión lo necesita y eso no es un recurso exclusivo para la cinta de Morfeo. Disfrútala más de una vez, si quieres, y saca tus conclusiones. Tal vez, como a mí, se te abran varias interrogantes: ¿Recordamos el inicio de un sueño? ¿Cuánto dura? o ¿por qué las personas fallecidas llegan tan fácil a la mente dormida? Hasta la próxima.