Una joya del cine iraní


No soy muy dada al cine extranjero. En el caso más sencillo prefiero el de idioma español o inglés. Pero no podemos negar que cuando una película es buena no importa de qué país venga o de qué manera hablen sus actores. Desde que la cinta iraní, A Separation, comenzó a sonar de cara a los Globos de Oro (ganadora) y a los Óscar, me sedujo. Leía las críticas que ruedan en la web y todas eran positivas. Esto es lo que llaman una joya milimétrica, hecha a pulso, y en donde el realismo es lo que predomina. Muy seca, sí, cruda como ninguna y carente de música -intencionalmente-. La única melodía suena cuando aparecen los créditos finales. Qué exactitud la de Asghar Farhadi al momento de dirigir. Es asombrosa la tranquilidad con la que va presentándolo todo. Las diferentes historias de los personajes se cruzan progresivamente y sin prisa, formando conflictos paralelos que intensifican el relato de manera envolvente.


La historia se centra en una pareja que está a punto de divorciarse. Ella quiere salir del país y él no puede dejar sólo a su padre, quien sufre de alzheimer. La hija de ambos decide vivir con su papá, esperanzada en que la situación mejore. Sin embargo, lo que complica más las cosas es la contratación de una mujer para que cuide al abuelo enfermo. Un dinero desaparecido, una mentira, una doble moral y la disyuntiva de los pensamientos religiosos son el punto de partida. El guión da un giro increíble y, en un abrir y cerrar de ojos, los personajes están sumergidos en un complicado proceso legal. El trabajo actoral es excelente, así como el de cámaras y  fotografía. La elección de los planos y los encuadres aportan el ritmo necesario a una cuidada estética.

Me asombró ver que la película se plantea de forma muy sencilla, argumentalmente hablando, y aún así es sumamente poderosa. Creo que esto último tiene que ver con los diálogos bien dosificados. Eso sí, los que odian los finales abiertos aquí van a sufrir. El escritor deja que el espectador saque sus propias conclusiones. No esperen el beso final. Alguien me dijo: "Leonardo Padrón no podría escribir algo así". Yo diría que esta cinta es imperdible, grandiosa de principio a fin. Un collage de emociones que no dejan indiferente al público de ninguna latitud. Abstenerse los que buscan sexo, acción, efectos especiales y banda sonora. (Ver tráiler)


¿Homenaje o encanto cinematográfico?


Este comentario voy a iniciarlo con una frase que, seguramente, levantará el malestar de los adeptos. La propuesta del francés Michel Hazanavicius, The Artist, es agradable pero insípida. Medio mundo alabándola; multinominada en los Oscar y otros premios importantes de la temporada y el de boca en boca de los espectadores son motivos suficientes para querer verla con las expectativas por las nubes. Eso me pasó. Tal vez el error sea mío al autosugestionarme, por eso no me atrevo a desestimarla. A decir verdad, no tiene grandes pretensiones y por ende no hay de dónde sacarle algo que la destruya. La historia es buena pero no muestra nada fuera de serie. Y, ojo, no me refiero al hecho de que sea muda y en blanco y negro. Su técnica es alabable y un digno homenaje a los inicios del cine. Hablo de la trama.


George Valentin (Jean Dujardin) es un actor del cine mudo de finales de los años 20. Goza de fama y talento, hasta que un día conoce a una aspirante a actriz (Bérénice Bejo) en los momentos en que las películas empiezan a incluir el sonido. Se enamoran, más sus vidas no puedan ir por el mismo camino. Ella triunfa en el nuevo paradigma, mientras él ve su carrera en picada. Es cierto que el director, conjuntamente con el grato trabajo de los actores, introduce generosas dosis de humor como para agradar al público. Dujardin reinventa el concepto de carisma y Bejo conquista con una mirada de ángel. Sin embargo, yo me pregunto: ¿Es una cinta para todo tipo de espectadores? Casi segura estoy de que no. Está hecha para un selecto grupo de amantes del origen cinematográfico, para esos clásicos que ven más fascinación aquí que en el mismo color o en el diálogo. Muchos de ellos forman parte de la Academia Hollywood.


The Artist intenta reproducir la magia del cine mudo con una luminosidad brillante. Entretenida a ratos, con unos momentos más emocionantes que otros. Se nota que Hazanavicius busca el encanto incansablemente, pero al final nos entrega un cierre -aunque feliz- muy flojo. A pesar de todo, considero que es una obra que deben ver para que cada quien concluya. Le sobresalen elementos buenos como: la música, los bailes, las secuencias, los planos y los detalles bien cuidados que recrean la época de manera casi perfecta.


¿Cuántos saben perdonar?


La mayoría de las personas se imagina que vivir en Hawaii es sinónimo de alegría constante. ¿Problemas? No, ¿Quién puede sufrir depresión alguna en una isla tan espectacular? Tal parece que no es así. Las crisis llegan aún estando en el lugar más hermoso del mundo. Si no, que lo diga Matt King (George Clooney), protagonista de la aclamada cinta de Alexander Payne, The Descendants. "¿Están locos? ¿Piensan que somos inmunes a la vida?", pregunta él en una de las primeras escenas. Y, a partir de ese momento, sumerge al espectador en su doloroso recorrido; en un viaje emocional de sanación y redención. Su esposa, Liz, está en coma en una cama de hospital. Quedó inconsciente tras un accidente de lancha. Y fue después de esa tragedia, cuando Matt entendió que no lo estaba haciendo bien; ni como padre, ni como cónyuge. "Si haces esto para llamar mi atención, lo estás logrando", le dice con impotencia. "Voy a cambiar. Seré un verdadero esposo. Por favor, sólo despierta".


The Descendants , con una exquisita música, tiene la particularidad de provocar un nudo en la garganta desde el inicio, y es casi al final que las lágrimas se rehúsan a quedarse adentro. Su título tiene que ver con una subtrama que aporta una información importante: King es abogado y coheredero de un gran terreno. Su familia quiere venderlo, así que él debe decidir qué hacer. Sin embargo, esa situación queda relegada, debajo del sufrimiento que tiene su alma. Su mujer le fue infiel. Ahora, ¿Cómo le reclama?. El trabajo de Clooney aquí es impresionante. La forma como lleva a su personaje por ese camino de emociones es plausible. Gran paso en su carrera, ahora que su rostro ya dejó de ser el del "sexy men", para mostrar una tercera edad algo avanzada. Su mirada es diferente, más en esta historia. Lo confirman los planos cerrados.


La película se tambalea un poco entre el cliché y la cursilería, aunque siempre sale airosa. No es tan previsible. A veces, incluso, sorprende. Si a esos aspectos positivos le sumamos un grupo de personajes deliciosos, tenemos una gran propuesta para degustar. Parece una tragicomedia, por el tono satírico que le imprime su director, pero hay más tragedia humor. Una reflexión acerca de descubrimiento interior, el cambio y la capacidad de perdón. ¡La recomiendo!