Me quedo con La Pasión de Cristo


Tenía muchísimas ganas de ver Son of God (Hijo de Dios). Fui al cine con mis amigos de la iglesia, todos dispuestos a refrescarnos la memoria, a recordar ese paso de Jesús por la tierra; sus enseñanzas, sus palabras, sus acciones y su sacrificio… Sin embargo, desde que la película comenzó yo no pude sacarme de la mente la entrega de Mel Gibson. Y, sin querer, caí en comparaciones. Definitivamente ya no tengo dudas, La Pasión de Cristo marcó un antes y un después en la historia del cine bíblico de los últimos tiempos. Nos desgarró el corazón y nos dejó sin palabras. Todavía recuerdo cuando aparecieron los créditos finales, nadie habló en la sala; incluso nos costó levantarnos de los asientos. Jamás un cineasta se había atrevido a realizar algo semejante. Mel no incurrió ni una sola vez en la escena típica o en el encuadre fácil. Digan lo que digan, La Pasión de Cristo es dolorosa, física y espiritualmente, pero además es ÚNICA.


Lo que vemos ahora en esta cinta, protagonizada por el portugués Diogo Morgado y dirigida por Mariano Fernández y Gaston Girod (creadores de la serie de The History Channel, La Biblia), es un relato que se apega bastante a las escrituras, por eso ha recibido la aprobación de varios líderes cristianos. Tiene un mensaje evangelístico muy puntual, citando textos de las escrituras que hablan del hecho de reconocer a Cristo como salvador y de honrarlo solo a él. La audiencia recibe una narración adecuada sobre el contexto. Pero, insisto, en lo particular creo que le faltó intensidad. Claro, el filme fue encaminado para no explotar la violencia y eso no está mal. Cada director tiene su estilo. Con respecto a la participación de Morgado, aunque en efecto parece un modelo de revista, considero que da una actuación llena de alma… Muestra la compasión del Mesías por encima de su autoridad, algo que es de total agrado. Aún así, si me ponen a elegir, me quedo con The Passion… con esa escena de la gota de lluvia en el ojo de Jim Caviezel y con la cara de dolor de la actriz que hizo de María. ¿Cómo olvidar eso? A pesar de todo, mi recomendación final es: no comparen ustedes, véanla sin prejuicios y disfruten de la mirada de Jesús.  



Valoración 3,5 de 5

Diversión para grandes y chicos



Dreamworks Animation lo volvió a hacer. Con Las Aventuras de Peabody y Sherman nos cautiva a grandes y chicos. Fui con mi hija al cine y debo confesar que al principio de la película yo revisaba varios mensajes en mi teléfono. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que me adentrara en la trama al igual que mi pequeña, quien comenzó a reírse casi desde el primer minuto. Y es que esta cinta tiene un ritmo acelerado y unas ganas incansables de ingenio por todos lados. A veces se torna un tanto teórica, pero de ahí precisamente se desprenden los puntos positivos. No subestima al espectador infantil y tampoco tiene que recurrir a parafernalias o al doble sentido para seducir al adulto. Por el contrario, permite que todos nos involucremos y gocemos de la fiesta. 



El filme comienza con el relato del señor Peabody, el perro más exitoso del mundo, a quien nunca nadie quiso adoptar cuando era apenas un cachorro. Por eso, al crecer, él decide adoptar a un niño (Sherman) y lo cría como si fuera su hijo. Juntos crean la máquina del tiempo y se embarcan en la aventura más escandalosa que se haya visto jamás. Algunos críticos habían coincidido en que Peabody y Sherman no parecían material idóneo para una adaptación en clave de animación 3D y aun así resultó una de las mejores entregas de la temporada. Eso sí: no lleven a sus niños si son todavía muy pequeñitos, pues los diálogos y ciertas situaciones requieren una edad un poquito avanzada (a partir de siete u ocho años más o menos). 

A mí me encantó su recorrido por la Revolución francesa, el antiguo Egipto, la guerra de Troya y la creación de la Gioconda. Además, nos plantea un drama que se adapta perfectamente a la funcionalidad -o disfuncionalidad- de las familias modernas. Muy educativa y, ¿por qué no?, bastante divertida. De hecho, hay momentos en los que soltamos grandes carcajadas, como cuando -SPOILER- aparecen los presidentes de Estados Unidos defendiendo a Peabody de las acusaciones por haber mordido a un humano. Bill Clinton sale al paso diciendo: "Yo he hecho cosas peores". Los niños no entendieron, pero los papás hasta aplaudimos. Recomendada para todos los miembros de la casa.



Valoración: 4 de 5

Una rareza provocativa y sutil


No tenemos noción del año exacto del futuro en el que está ambientada esta película; lo que sí sabemos es que es cercano y que -más temprano que tarde- la misma realidad nos va a trastocar a todos nosotros. Que la tecnología se ha vuelto una parte fundamental de nuestras vidas es algo absolutamente cierto; que a veces le prestamos más atención al teléfono que a los que tenemos a nuestro alrededor es un asunto al que se le podrían dedicar años y años de estudio sociológico. Spike Jonze le dedicó una película (Her)  y fue tan buena su idea que el guion se llevó un Oscar en la reciente edición (2014). Theodore es un hombre solitario a punto de divorciarse, que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas. Un día compra un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha (la voz femenina de ese sistema). 


La cinta tiene un ritmo lento, es más... no se asombren si en algún momento del metraje se quedan dormidos durante unos segundos. De ser así, les recomiendo devolverla (en caso de que la vean en casa) y apreciar lo que se han perdido. Es que la actuación de Joaquín Phoenix es dulcemente envolvente. Este actor demuestra que puede hacer casi cualquier cosa. Nos sumerge en su deprimente mundo, y hasta nos hace reflexionar si en verdad apreciamos lo que tenemos; o si estamos consientes de los errores que cometemos en una relación, sea virtual o real. Además, a Her la complementa la provocativa y sexy voz en off de Scarlett Johansson, quien no tiene que aparecer físicamente para despertar los más profundos deseos. Los que ya la vieron, recordarán una escena de sexo con la pantalla totalmente a oscuras... Increíble cómo logran conectar al público, tanto el director como los dos actores. Esta cinta es sutil, profunda e irónicamente divertida. Aunque no es para todo público, yo me atrevería a decir es que una pequeña obra maestra; muy distinta a cualquier otra película que hayamos visto nunca. ¡La recomiendo!


Valoración: 5 de 5