No Respires podría enfermarte de los nervios


Cuando ves el tráiler de No Respires (Don't Breathe), ni siquiera te imaginas lo que está a punto de ocurrir. Crees que es una de esas películas del montón, de las que te prometen suspenso pero terminan siendo normalitas porque el argumento ya lo has escuchado por ahí. ¡Pues no! Esto es más de lo que puedas predecir. Es un filme asfixiante y literal, que le hace honor a su nombre al cortarte el aire desde adentro. ¡Te lo juro! Jamás había deseado tanto que un metraje llegara a su fin. Si no terminaba, yo iba a morir de un paro cardíaco allí mismo. La entrega del director uruguayo Fede Álvarez es tan buena y tan perturbadora, que se convierte más bien en algo masoquista. Y lo peor es que te gusta. Quieres salir de esa agonía pero, igual como ocurre con los protagonistas, no hay escapatoria.


Unos jóvenes ladrones creen haber encontrado la oportunidad de cometer el asalto perfecto. Su objetivo será un ciego solitario, poseedor de miles de dólares ocultos dentro de su vivienda. Lo malo es que, tan pronto como entran en su casa, serán conscientes de su error. Se encontrarán atrapados y luchando por sobrevivir contra un psicópata con sus propios y temibles secretos. Esa es la sinopsis a priori. Sin embargo, no te cuenta nada. Tienes que estar frente a la pantalla para vivir en carne propia lo que esos muchachos experimentan por querer darle un giro a la vida de pobreza que llevan. Pero, una vez que están en las entrañas de esa mansión, desearán no haber planeado ese robo nunca. El dueño del dinero es un demonio, es más, es Satanás; un ser inteligentísimo, hábil, silencioso y MUY MUY perverso. Los atrapa en sus redes y los vuelve nada. Para colmo, tiene un aliado: un rottweiler, a quien -por cierto- deberían darle un Oscar ya. 


Hay varios puntos a destacar en No Respires: El primero es el excelente manejo del suspenso (como hacía mucho tiempo que no veía) y la tensión. Esta última no decae en ningún momento. Se mantiene hasta el último minuto. Lo otro es la ambientación y fotografía. Mención especial a una secuencia que se rueda en la penumbra. Ya con eso, la película obtiene demasiadas estrellas. También me gusta el hecho de que Álvarez haga uso de la quietud para ponerte la piel de gallina. Aquí no hay sangre excesiva, no hay saltos trillados con la ayuda de la banda sonora. Es un ejercicio cinematográfico muy bien logrado, que complacerá a los amantes del género. No hay grandes diálogos pero los personajes están todos correctos. Y es impredecible, gracias a un guión con excelentes vueltas de tuercas. En fin, es una producción vertiginosa e implacable. Yo te la recomiendo con la advertencia de que podrías salir sufriendo de los nervios. ¡Agárrate de la silla bien fuerte!

PD: Fede Álvarez confirmó que está trabajando en la secuela.


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Wonder Woman nos devuelve la esperanza


Leí en una crítica, donde hablaban del rotundo éxito de la Wonder Woman de 2017. Decían que -en definitiva- hay vida después de Nolan. Y, pues, es cierto. Resulta que Patty Jenkins (quien hasta ahora solo se había destacado por realizar series de televisión) nos trae una sólida película que ha dejado con gusto a los amantes del DC, sobre todo después de que cintas como Batman vs Superman o Suicide Squad resultaran desastrosas para varios. Pero más allá de toda esta grata sorpresa cinematográfica con la que nos encontramos en la pantalla grande, está esa sensación de que al fin nos premiaron con una heroína digna de lo que estábamos esperando. Lo dije al salir de la sala y lo repito ahora: ella te inspira, te llena de esperanza y te regala un poquito de su fuerza para salir a luchar contra cualquier enemigo (es una pequeña analogía para los que vivimos en Venezuela). 


Aquí Diana sigue siendo el icono con el que crecimos; cree en la paz, en el amor, en que aun hay bondad en este mundo y eso es justamente lo que le hacía falta a este universo: un poco de esperanza. Antes de ser la Mujer Maravilla, era una de las amazonas entrenadas para ser una guerrera invencible. Fue criada en una isla paradisíaca protegida, hasta que un día un piloto americano (Chris Pine) tiene un accidente y acaba en sus costas. Él le habla de un gran conflicto existente en el mundo (la Primera Guerra Mundial), y Diana decide salir  para detener esa terrible amenaza. Mientras lucha junto a los hombres en la guerra, la heroína descubre todos sus poderes y, de paso, su verdadero destino.


Hay un punto a favor, muy a favor, de esta cinta: Gal Gadot. Ella se roba la admiración de todos los espectadores con un rol acertadísimo. A pesar de que en principio fue víctima de duras críticas (decían que no tenía la condición física apropiada para el papel) esta actriz israelí se las juega todas y nos convence en gran manera. Su actuación ingenua e infantil, cuando sale por primera vez al mundo, junto con su despliegue acrobático en las escenas de combate, no tiene desperdicio. Gadot está sencillamente genial. Y, por supuesto, no dejemos atrás a Pine, quien tiene un encanto especial en esta trama y fue -además- un bastón para la protagonista. Ambos muestran buena química, en especial en esas escenas donde también hay un humor bastante sabroso. En definitiva, un filme entretenido y reivindicador, cargado -eso sí- de excesivo CGI. A algunos esto último les molestó, otros lo apreciaron. Lo que no se puede negar es que nos toca aplaudir de pie a esta chica que nos devuelve el ímpetu y las ganas de comernos al mundo con todo y Ares. 


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