Dios da esperanzas, pero Haneke no...

De cómo una película te puede dejarte paralizada, en todo el sentido de la palabra. Con la mente y el cuerpo en shok, con ganas de salir a caminar por un jardín y respirar... respirar aire fresco, para olvidar que algún día seremos viejos y que la muerte es inevitable. Amour, la obra maestra del austriaco Michael Haneke, es una dosis completa de intensa poesía, en la que toda la narrativa desemboca en un duro y contundente golpe. Es demasiado asombroso ver a esos dos seres (los extraordinarios Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva) interpretando papeles tan dramáticos y reales al mismo tiempo. Es un cine que no es para todo público: frío, helado, seco, silencioso... Pocos directores son capaces de hacer algo así y que, de paso, les salga tan pero tan bien. Georges y Anne tienen 80 años. Son dos profesores de música clásica jubilados que viven solos en París. Un día, Anne sufre un infarto y un lado de su cuerpo queda inmóvil. A partir de ahí enfrenta una terrible enfermedad que pone a prueba todos los años que han vivido juntos.


Cuando yo veo este tipo de películas concluyo que el director no se merece otro calificativo que el de "genio". Y es que no sólo los que hacen producciónes con explosiones y efectos especiales de alto nivel son dignos de elogios. Amour nos horroriza visual y sentimentalmente. Es decir, que Haneke es un auténtico genio del terror psicológico. Él toca un drama sencillo y cotidiano y lo convierte en una cinta siniestra; aunque contiene una belleza difícil de explicar. Los intérpretes, los movimientos de cámara, los planos fijos (a veces amplios, a veces cerrados) y la música clásica (solo en momentos muy puntuales) hacen de esta entrega una producción exquisita y digna de admirar.



Esta propuesta, que se coló entre otras para ganarse el Oscar 2013 a la Mejor Película, tiene poco y tiene mucho. No le sobran escenas y tampoco le faltan. No posee respuestas posibles, más bien resuelve todo con una bofetada que deja al espectador atónito y sin palabras. Una desgarradora, precisa e impecable historia, dirigida con total y rotunda elegancia. Yo la recomiendo, pero me siento en la imperiosa necesidad de advertir a aquellas personas que están pasando por una enfermedad en el final de sus vidas. Dios da esperanzas, pero Haneke no. Al terminar el metraje, y aún con los créditos andando, entrarán en una abrumadora crisis de pensamientos. Se les olvidará, sí, pero con el pasar de los días y no será nada fácil.



Valoración: 5 de 5

¡A mí me atrapan!


Con las películas nominadas al Oscar ocurre algo: la gente las quiere ver. A muchos ni siquiera les importa de qué trata o quienes actúan, sólo siguen una formula que -a veces- da resultado. "Si los académicos la escogieron entonces es buena". Yo sinceramente pienso que eso no es del todo fiable. Me ha ocurrido que cierta película, por muchas estatuillas que ostente, no me gusta; así de sencillo. Pero Argo llega a la cartelera, además, con una avalancha promocional increíble, gracias a los medios de comunicación y a la crítica especializada. Y luego de alzarse con el Globo de Oro a la Mejor Película Drama adquirió más prestigio. Yo la vi por esas razones -no lo niego- y porque soy fan de todo lo que hace Ben Affleck, tanto detrás como delante de la cámara. En esta ocasión me encontré con un Affleck partido en dos: un actor que realiza una interpretación normal y un cineasta que dirige aparatosamente bien una cinta a la que se le ve por encima las ínfulas de pisar fuerte y llegar alto. 





Tensa, divertida, estresante, inteligente y artística. Esas son algunas característica de la tercera producción de una de las caras más bonitas de Hollywood, quien ya demostró que es mucho más que eso. No entiendo, de verdad no entiendo cómo quedó por fuera en el renglón de Mejor Director en los Premios de la Academia. Es decir, ¿Qué les pasa? Se supone que si creen que un filme puede llegar a ser el "mejor" y, de hecho, lo incluyen entre los nueve postulados, es porque la persona que lo realizó es igual de buena. Creo que no lo voy a superar. En fin... 


Después de un regimen de tiranía bajo el reinado del Shah Mohammad Reza Pahlavi, el pueblo de Irán decide dar un golpe de estado y poner al líder Ayatollah Ruhollah Khomeini. Dado que este dictador toma asilo político en Estados Unidos, la embajada en Irán se vuelve el blanco para los iraníes. Seis empleados escapan y se refugian con el embajador de Canadá. Los agentes de la CIA buscan a Tony Méndez (Affleck), cuya especialidad es rescatar a nacionales en zonas de conflicto y a quien se le ocurre la mejor idea: crear una peli de ciencia ficción y hacer pasar a sus compatriotas como parte del equipo de producción. Todo será una combinacion de suerte y astucia y al espectador le dolerá la cabeza de la angustia, mientras ellos escapan. Yo me pongo en sus lugares y concluyo que a mí me atrapan. ¡Qué nervios! En la secuencia del aeropuerto y el despegue casi me muero. No le doy cinco porque el trasfondo personal del personaje de Affleck es lo más flojo de la cinta, un drama familiar que no lleva a nada. Por lo demás la recomiendo. 

Valoración: 4 de 5

Me encantó la ambientación y el vestuario. Se nota que Ben Affleck se esforzó por cuidar los detalles. El resultado es una película bastante limpia. 

¿Eso es un mutante radiactivo o qué?




"Vamos, que me ha gustao", dice un crítico español en filmaffinity.com al referirse a la peli Terror en Chernobyl (The Chernobyl Diaries). Así podría expresarme yo al comentar acerca de esa cinta que le explota al ser humano la única célula masoquista que le pueda quedar. Debo aclarar que no es una gran película, no les voy a mentir, pero sí te monta en el bus del suspenso y te mantiene atento durante gran parte del metraje. Yo permanecí en estado de tensión y hasta entré en la trama junto con esos chicos desconocidos que conformaron el elenco y que -SPOILER- fueron muriendo uno a uno. OK, no me insulten. Tampoco es que se trata de una historia llena de sorpresas, por el contrario, es una compilación de las escenas de terror más comunes del cine y, por lo tanto, el factor "¡Guao!" no está por ninguno de sus rincones. Lo que no se puede negar es que resulta bastante entretenida y que de vez en cuando te regala ciertos sustos.




Un grupo de tontos, digo, jóvenes, anda por Europa. Deciden contratar a un ruso para que les dé un tour clandestino por la vieja y abandonada ciudad de Chernobyl, donde ocurrió uno de los desastres nucleares más grandes de la historia. Admirados y un tanto "juguetones" observan las ruinas sin recordar que ahí mucha gente sufrió serios daños (esa parte me chocó un poco, no me parece justo burlarse de algo tan triste). Un sobresalto por aquí y un oso radiactivo por allá van introduciendo al espectador en esa tierra de nadie. Ayuda mucho la ambientación y la característica de la cual goza la primera parte del filme, que le da un acertado valor documentalista. Considero que eso es lo mejor de esta propuesta, pues la eleva muy por encima del nivel al que posteriormente decae.




¿Pero cómo iban a faltar esas situaciones que solo ocurren en las películas? Yo espero que me caiga la noche para decidir regresar, como el carro no enciende, salgo en medio de la oscuridad (sin arma) a buscar ¿ayuda? ¿De quién? Y de paso, grito como loca para que los monstruos -o mutantes, lo que sea- me escuchen y vengan a matarme. ¡Por el amor de Dios! En fin, creo que ya más o menos saben cómo termina la movie. Sin embargo, se las recomiendo. Siempre es bueno reírse, asustarse y hasta pasar rabias con guiones como este. A pesar de todo, y de que el final de Terror en Chernobyl pueda parecer terriblemente ridículo, logra entretener y es ideal para un domingo a eso de las 10.00 de la noche. "Vamos, que me ha gustao".





VALORACIÓN: 2 de 5

UNA PELÍCULA QUE TE ARRASTRA CON EL TSUNAMI



Comenzó 2013 y lo primero que hice fue ir al cine. Nada mejor que ver una película el primer día de enero, y más aún si esa transporta, sacude y golpea con una gran ola de emociones. Parecía "imposible" que filmaran una producción como Lo imposible, mas el español Juan Antonio Bayona lo logró. ¡Vaya que lo logró! La cinta arrancó con la advertencia de que está basada en hechos reales. No había mucha gente en la sala, así que fue uno de esos días en los que puedes concentrarte. Yo estaba tranquila devorando cotufas (como si nunca hubiese comido). Aparte saboreaba gomitas de esas bien dulces. 


El preámbulo me atrapó, incluyendo los paisajes y las locaciones. Pero de pronto ocurrió. Vi ese enorme tsunami que casi me cae encima y se me olvidaron las cotufas y todo lo demás. La magnificencia de esa escena me tumbó y me dejó sin aliento, para luego sumergirme en un abismo de angustia del cual fue difícil salir. En serio, tenía tiempo sin ver una historia de desastres naturales tan impresionante. Muchos la están criticando por la manipulación de la música y otros clichés de los que no escapa. Sin embargo, eso no le quita que sea una enorme proeza de realización técnica, con una sentimental historia de supervivencia familiar. El director de El Orfanato parió un filme hábil, milimétrico y conmovedor, capaz de partir el alma en dos.


Inspirada en la experiencia de una familia durante el tsunami acontecido en 2004 en Asia. María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos vuelan a Tailandia para pasar la Navidad descansando en la playa. Una mañana, mientras están en el complejo a orillas del mar, una tremenda ola destroza el hotel y gran parte de la costa. No hay necesidad de hablar de la excelente labor de los actores. Todos (grandes y chicos) están grandiosos, absolutamente convincentes y de rotunda efectividad. Otra de las bondades del filme es que no hay ni un solo plano que haga pensar en un ordenador generando efectos, y los hay. Las recreaciones visuales son de lujo. Bayona supera todas las pruebas y forma una historia directa y sensible en una catarsis emocional que te deja exhausto. Un viaje donde la tristeza, la alegría, el miedo, la solidaridad y la esperanza complementan el relato y llegan a ser los protagonistas. Cine artístico, pero sobre todo visceral, una película que arranca en lo espectacular sin perder realismo en ningún momento. Altamente recomendada. Ah, se me olvidaba, Lo Imposible es producción española, ¿Imposible? Verán que no. ¡Hasta la próxima!

Lo mejor: La escena de la operación de la madre, recordando su sufrimiento y escapando del agua hacia la superficie como metáfora de que sigue viva. ¡Simplemente perfecta!

VALORACIÓN: 5 de 5   (VER TRÁILER