La La Land: bailando con Ryan Gosling



No soy amante de los musicales. Si no es un clásico de Disney, difícilmente me puede llegar a gustar alguna cinta en la que canten y canten y vuelvan a cantar. Con ese prejuicio me senté a ver La La Land y, aunque al principio me dormí en dos oportunidades (no por la película, sino por un tratamiento médico que tenía en ese momento), fui agarrando un exquisito gusto por ella y, ¿cómo no? Si está Ryan Gosling. Ya eso para mí es más que suficiente. Tengo que confesar que regresé el blu-ray para verla desde el principio nuevamente y fue entonces cuando dije: "Qué maravilla de película". Lo reseñó también José Manuel Cuéllar en el Diario ABC: "Esta entrega destila una persistente belleza a cada minuto que pasa (...) Si la película es una joya, enorme, en sí misma, el final es tremendo, de lo mejor visto en años. Sin duda, una de las mejores de 2017". 


Y a ese punto me quiero dirigir. No había visto un tramo final tan sublime en mucho tiempo. Un poco triste -quizá- pero como me dijo hace poco una compañera -SPOILEER-: "Todo es triste si no quedas con Ryan". -FIN DEL SPOILER-. Pero lo cierto es que estamos ante una trama muy muy deliciosa, con aires de grandeza, pero con ese toque clásico que perdurará en la historia del cine. Con un soundtrack maravilloso y con actuaciones de lujo. Mía es una joven aspirante a actriz, que trabaja como camarera mientras acude a audiciones, y Sebastian es un pianista de jazz que se gana la vida tocando en oscuros bares. Se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas, amenaza con separarlos.


Al terminar de verla, corrí al teléfono para visitar distintas páginas medidoras y la mayoría tiene 100 por ciento de críticas positivas. En Filmaffinity, le dieron una puntuación de 7.9, una de las más altas. El Padrino tiene ocho puntos, y no he visto alguna película por encima de ese número. Sergi Sánchez, del Diario La Razón, opina: "Es una deliciosa preciosidad que se maquilló para su carrera hacia los Oscar"; mientras que Carlos Marañón, de Cinemanía, escribe: "Como trampantojo de musical a contracorriente, es perfecto. Un artilugio formidable, extraordinario musical. Stone y Gosling hacen que salgas del cine cantando y bailando". A mí solo me queda recomendarla y aconsejarles que se dejen llevar por ese compendio de hermosas imágenes. Baila con Sebastian, abrázalo, bésalo... La La Land enamora de principio a fin. 

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