Todo es grande, gigante e inverosímil


No entiendo por qué la gente se enrolla. El cine, como casi todo en las artes, es subjetivo. Me costó, pero finalmente aprendí hace poco que cuando tenga que hablar de alguna película debo evitar la frase "es mala". De repente para mí lo fue, pero a otra persona le pareció la maravilla del siglo. San Andreas, dirigida por Brad Peyton (Journey 2: The Mysterious Island), entra en ese saco donde se mezclan miles de opiniones. Por ejemplo, para The Wrap esta cinta es "una chorrada"; mientras que para el San Francisco Chronicle se trata de una entrega "más impresionante que otra cosa". 


A mí sinceramente me entretuvo. No es la mejor que se ha hecho para la gran pantalla, pero si una producción tiene la capacidad de divertirte y hacer que pases un buen rato mientras te comes las cotufas, ya ganó. Si, por el contrario, te dan ganas de abandonar la sala, entonces ese guion jamás debió rodarse. Sin embargo, San Andreas (o Terremoto, como también se le conoce) tiene un punto a favor, y es que logra inyectar algo de acción a todos los públicos. El director se encargó de poner patas arriba toda San Francisco, algo que me gustó. Sus efectos son bastante aceptables. Aunque no sé si la lógica de la gravedad está aplicada completamente en sus secuencias. Ver cómo caen los edificios y se parte la tierra en mil pedazos es todo un espectáculo típico digno del cine palomero y dominguero. 


¿Cuál es su parte negativa? Que es demasiado predecible. Desde el comienzo ya sabes qué va a pasar con la historia de cada uno de los personajes involucrados. No hay profundidad ni mucho argumento. Además el drama familiar está tan trillado como gastado. Dwayne Johnson (mejor conocido como La Roca) es un piloto de helicóptero de búsqueda y rescate, quien deja de ser el héroe público para convertirse en el salvador de su exesposa (Carla Gugino) y su hija (Alexandra Daddario). No está mal, yo diría que está en modo "automático". Así que no nos enredemos... Este filme entretiene lo suficiente, solo que -lamentablemente- no será una referencia del género. Durante unos escasos minutos recordarás su puesta en escena, en la que todo es grande, gigante, melodramático y -en extremo- inverosímil. Nada más



Puntuación: 2 de 3

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