Escalar el Everest, ¿Por qué?



Esta semana tuve el placer de ver Everest, del director Baltasar Kormákur, que está basada en los hechos que acontecieron en 1996, cuando dos expediciones se enfrentaron a la peor tormenta de nieve mientras intentaban escalar la llamada "cima del mundo". Quedé perpleja desde el inicio, no solo por la cantidad detalles que nos ofrecen, sino también por el aspecto visual, el cual es soberbio y nos traslada hábilmente al Himalaya. Le doy 20 puntos a la impresionante fotografía (con toda seguridad, esto es lo mejor del filme). Hermosísima la montaña azul, inmensa, aterradora... La luz del día y los planos que enseñan las madrugadas. Todo está filmado con total cuidado y perfección. Luego está la trama. La película nos va introduciendo poco a poco en el clima que reinaba entonces en el monte Everest. 


Rob Hall (Jason Clark) es uno de los líderes de una empresa que se dedica a subir a otros montañeros por un "módico" precio de 60 mil dólares. Junto a él está Scott Fischer (Jake Gyllenhaal), quien rápidamente formó su propio negocio con el mismo propósito. Tengo que admitir que yo no sabía que estas “excursiones” las preparaban para cualquier aficionado que se considera "en forma", y me llamó la atención el hecho de que casi todos estos turistas sean cincuentones, lo que aumenta las probabilidades de regresar muertos. Y eso es lo bueno de Kormákur, que nos regala un relato creíble, humano y realista; una especie de material didáctico para quienes jamás haremos tal hazaña. 


Al igual que a los personajes, nos van aclimatando y preparando para saber si es posible alcanzar la meta. Aquí la subida hasta la cumbre se exhibe como un paseo, a veces a cuatro patas, pero sin prácticamente escalada de paredes o estrepitosas caídas. Tampoco hay mayor uso de los efectos especiales. Con lo que realmente lidia esta gente es con la falta de oxígeno a más de ocho mil metros de altura y con su propio estado de salud. Eso me asombró. Lo único malo es que hay muchos actores y poco se profundiza en sus desarrollos. En ocasiones hasta tienes que hacer un esfuerzo para saber quién es quién en medio de la nieve. Pero, por otro lado, me gustó la participación de Jason Clarke, Josh Brolin y Emily Watson (BRUTAL). Y -por supuesto- no puedo obviar la actuación de Keira Knightley, quien le pone la fresa al pastel con una de las escenas más desgarradoras. En definitiva, Everest es súper recomendable; una entrega interesantísima, desmitificadora y dramática, capaz de acercarnos un poquito al alpinismo que se realiza en esta imponente montaña y dejarnos una interrogante: ¿Por qué lo hacen?


Valoración: 4 de 5

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