¡Jurassic World eriza la piel!


Llegamos al cine con las expectativas por las nubes. Nos ponemos los lentes para apreciar el 3D. Comienza Jurassic World y listo. Quedamos totalmente desconectados del mundo real... Ni siquiera miramos el celular durante 124 minutos. La cuarta entrega de la saga Jurassic Park es efectivísima. Cumple su propósito y entretiene de principio a fin, comprobando lo que sus creadores imaginaron al momento de armar el proyecto: "los fanáticos son fieles y no importa que haya pasado más de dos décadas. Ahí estarán". No se equivocaron. Se trata de una continuación tardía pero emocionante, tanto, que -en su momento- devoró la taquilla y cautivó a los amantes de los blockbuster en general. Yo me atrevería a decir que esta es la mejor de las secuelas. No se iguala con la primera dirigida por Steven Spielberg, pero se le acerca bastante. De hecho su puesta en escena es exageradamente brillante y por lo tanto podemos llegar a pensar que Colin Trevorrow le hizo bastante caso a las recomendaciones de su productor ejecutivo (Spielberg).


En esta ocasión el sueño que tenía Hammond se ha hecho realidad. Vemos el parque abierto en todo su esplendor: atracciones, restaurantes, espectáculos... Todo funciona con la última tecnología. Niños asombrados, familias felices. Lo malo es que pronto esa alegría se convierte en terror, cuando un dinosaurio modificado genéticamente se escapa de su jaula con ganas de tragarse lo que se le atraviese. Chris Pratt protagoniza esta entrega y, la verdad, es que se gana el corazón del público. Tiene carisma, gracia y se mueve perfectamente en el género, complementando los toques cómicos insertados de manera demasiado inteligente en ciertas hojas del guion. 


Y por otro lado tiene una gran química con Bryce Dallas Howard, quien también hace lo suyo como la "chica bonita e importante" de la trama. Sin embargo, creo que lo más destacable aquí es el homenaje que se le hace a Jurassic Park. Se nota que la cinta está hecha por gente que ama la saga. Agregaron guiños al pasado que a cualquiera le saca una sonrisa. Una de las partes más especiales de Jurassic World es cuando -SPOILER- nos muestran el centro de visitantes de la primera película. Y ni qué hablar de la banda sonora, la cual se escucha cuando los niños van entrando al complejo. ¡Eriza la piel! En conclusión: emoción, suspenso, humor, sangre, romance, momentos nostálgicos, efectos especiales y un ritmo que va a toda velocidad. ¡Esta obra está de lujo. No dejes de verla!

Valoración: 5 de 5



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