¡Así es que se hace cine!


Hoy vengo con una película francesa que vi hace cierto tiempo. Pero me parece oportuno hablar de ella, pues en estos momentos se encuentra disponible en formato DVD y blu-ray. Se trata de Un Suceso Feliz (Un Heureux Événement, en su idioma original, y A Happy Event, en Estados Unidos). Remi Bezançon, quien cosechó éxito con El Primer Día del Resto de tu Vida, lanzó esta obra en 2011. A mi parecer es una lástima que haya pasado desapercibida ante la colectividad cinematográfica. A veces pienso que el público prefiere las trilladas tramas de superhéroes y las producciones que ocasionan dolor de cabeza por su estruendoso sonido o exagerados efectos visuales. No es que eso esté mal, sin embargo, este tipo de propuestas hacen mucha falta y todavía quedan personas que las aprecian. Aquí vemos un tema común, muy común, solo que está planteado de una manera tan inteligente que te deja abrumado. Imposible no identificarse al ver el retrato de una pareja que afronta los pro y los contra de la maternidad, cuya estela marca malas y buenas rachas con igual vehemencia. 


Muchísimas películas se concentran en presentar la parte más "amable" de este suceso en la vida de una mujer. Casi siempre la colocan en el clímax, es decir, estamos acostumbrados a las historias: chico conoce chica, chico y chica se casan, chico y chica tienen un bebé... Y ya, ahí muere todo. Resulta que esta versión francesa, sin alejarse ni un centímetro de la realidad, comienza precisamente donde las demás terminan. Una escena de sexo marca el inicio del filme; una que, por cierto, está muy bien ambientada y condimentada (y eso se mantiene de manera magistral a lo largo de todo el metraje). Luego muestran el embarazo y -seguidamente- la ilusión y deterioro de una relación que evoluciona como las de todos nosotros; con sus subidas y sus bajadas, tristezas y alegrías, dudas y conatos de frialdad. Sí, nada nuevo y a la vez profundamente interesante. Bezançon es tremendo experto y sabe como desdramatizar auténticos dramas. Va de la comedia a las lágrimas sin tropiezo. Creo que pocas cintas salen airosas de un cambio de género como el que esta experimenta. Me llamó la atención la escena del parto (parto, no cesárea), es más, lo reviví por completo. ¡Hasta me dolió! Eso es saber dirigir. De esa manera es que se hace cine, trasladando al espectador a la situación y haciéndolo parte ineludible de ella. ¡Bravo, bravo! 




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