¡Qué drama el de los adolescentes!



Muchos no conocen a Stephen Chbosky... Yo tampoco lo conocía. Resulta que este señor es un escritor que decidió adaptar él mismo al cine su único libro, denominado Las ventajas de ser invisible (The Perks of Being a Wallflower). El resultado es una película que merece, entre otras cosas, una buena crítica. Confieso que al leer la sinopsis se esfuman un poco las ganas de verla, pero una vez que comienza y transcurre, agradecemos habernos quedado. No se trata de la simple y típica historia de tonterías adolescentes. Es más, si entramos en Filmaffinity y buscamos su ficha, encontramos que el género que le atribuyen es el siguiente: Drama, drama romántico, adolescencia, amistad, homosexualidad, colegios y universidad... Sí, yo también dije: ¡Qué raro! Sin embargo, nada puede definir mejor a esta producción, la cual te sumerge en la vida de Charlie (Logan Lerman) desde el principio. Además, este joven actor, junto con Emma Watson (alfín alejada de Hogwarts) y Ezra Miller (el asesino de Tenemos que Hablar de Kevin), forma un trío de intérpretes sencillamente fenomenal. 


Charlie es un joven tímido y marginado que escribe una serie de cartas para una persona sin identificación. En ellas aborda asuntos como el amor, los conflictos familiares, las primeras citas, el sexo o las drogas. Él tendrá que afrontar dificultades, al tiempo que lucha por conseguir personas con las que pueda encajar y sentirse a gusto. Cuando estamos al frente de esta trama nos sentimos en un viaje, el mismo viaje que hace el protagonista para encontrar su verdadera identidad. Pero sucede algo que hace que el filme sea profundo y emocionalmente diferente a otros. Este joven esconde un pasado que lo tiene estancado, que lo enferma, que lo hunde... Y nosotros, por supuesto, como somos curiosos, queremos saberlo. Tal vez por eso es que llegamos al final, aunque no nos guste mucho. Tal parece que la mayoría de los directores nos tiene acostumbrados a las resoluciones difíciles, a las muertes como único camino hacia la conclusión o a los finales abiertos como puertas de iglesia. Este no es el caso, pero debo callarme o revelaré más de la cuenta. Lo cierto es que Chbosky, en su debut, lo hizo muy bien. Ya sabía de qué hablaba. Obvio, es su historia. A pesar de los huecos, de la excesiva presencia de la voz en off y de otros detallitos, Las Ventajas de ser Invisibles es una obra sostenida, con verdades creíbles, encanto, honestidad y actores con un venturoso futuro. Nada predecible. ¡RECOMENDADA!



Valoración: 3,5 de 5

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