Yo me quedaría en esa luna



Es la primera vez, desde que Quinta Fila vio la luz, que hablo de un cortometraje. Con tantas producciones de minutos prolongados no había podido hacer un "huequito" para darle mérito a una obra que no pasara mucho tiempo en la pantalla. El día llegó y el puesto se lo ganó uno tan fascinante que siento que me quedaré corta (como él) y que estas líneas no me alcanzarán para definirlo. Se llama La Luna, es de Pixar, lo escribió y lo dirigió Enrico Casarosa y lo proyectan en todas las salas de cine antes de la función de Brave. Me cuesta explicar lo que sentí desde el instante en que inició aquel espectáculo. Los niños también demostraron su embeleso. Todos los que estaban a punto del colapso y la locura quedaron en silencio y no hicieron otra cosa que observar a ese niño que salió de la oscuridad para comenzar un viaje de iniciación difícil de olvidar.



La fábula muestra a un jovencito en la más peculiar de las circunstancias. Una noche se va con su padre y su abuelo, quienes lo llevan al trabajo. En un barco de madera enfilan el mar y, cuando no tienen la tierra a la vista, se detienen. Esperan. De repente el pequeñito se lleva una sorpresa: la Luna está ante sus ojos, pero él tiene que descubrirla, que entenderla... Conoce la forma tan inusual en la que trabaja su familia, hasta que le toca decidir si debe seguir el ejemplo de su papá o del anciano. Lo que más llamó mi atención es que no escoge a ninguno de los dos, sino que es capaz de encontrar su propio método. Debo aclarar que en ningún momento pronuncian una sola palabra. Podría decirse que es cine mudo, pero con una magia y una música que atrapa de manera poderosa.



Pixar sigue potenciando su talento. Casarosa es un prestigioso ilustrador y animador, cuyos créditos incluyen: Ice Age, Ratatouille o Up. Con La Luna pasó de la teoría a la práctica, y de qué manera. Desde su estreno en 2011 ha recibido únicamente elogios, sin contar con su nominación a los Oscar en la categoría Mejor Cortometraje. La candidez con la que aborda el relato es lo que la hace grande. Pero además hay una belleza y una profundidad que se confunden entre sí. Por ahí leí que es una "joyita" del cine y que brilla con luz propia, así como su protagonista. Con todo su esplendor y sus pedacitos de estrellas, La Luna se queda en el corazón y en la mente de los que tuvimos la dicha de apreciarla como se debe. No es exagerado decir que te abraza tanto que aún después de haber comenzado Valiente sigues pensando en esos pequeños detalles que la conformaron. Un hermoso cuento para atesorar por siempre... Yo me quedaría en esa luna.



Puntuación: 5 de 5

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