Aronofsky nunca sabe cómo parar



El cine del director estadounidense Darren Aronofsky es, para muchos, un coctel de delirio y locura. Hace poco leí un reportaje acerca de su estilo, en el cual decían que su narrativa hace mucho énfasis en la obsesión y la pesadilla. Y esta última palabra es precisamente la que describe la película Mother! Para ser sincera, no me sentí nada cómoda con su trama; una trama que te cuesta digerir, que te cuesta entender, que se pasea entre lo ilógico y lo cada vez más ilógico. Su ritmo va aumentando de manera desquiciada hasta que en la pantalla lo único que observas es anarquía total. 


Es muy desagradable todo lo que ocurre ante tus ojos, tanto así que por un momento te invaden risas nerviosas y no sabes si apagar el DVD o quedarte para ver qué carajo es lo que va a suceder. Sí, adivinaron, por supuesto que me quedé. Una vez que comienzas a ver este filme, la intriga se apodera de tus sentidos y es imposible abandonar. Ese es uno de los puntos buenos, así como las sórdidas actuaciones de su dupla principal (Jennifer Lawrence y Javier Bardem). En mi opinión, salvan por mucho este festín de irracionalidad, con el que no quisiera toparme jamás. Por eso seré franca y le haré la recomendación únicamente a los que tienen la capacidad de apreciar este tipo de cinefilia. No es para todo el mundo.


A una mujer (Lawrence) la toma por sorpresa el hecho de que su marido (Bardem) deje entrar en casa a un centenar de personas extrañas. Poco a poco el comportamiento de su esposo va siendo más extraño, por lo que ella empieza a estresarse y a intentar echar a todo el mundo sin control. 

Es destacable, para qué negarlo, cuán importante es en Mother! sacudirnos emocionalmente, aún cuando la película carezca totalmente de sentido. Su contundencia es palpable y muy atrevida. Solo me queda añadir que Aronofsky está bastante crazy y que, una vez que arranca, no sabe cómo parar. ¿Recuerdan Black Swan? Bueno, así… 

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