Así comenzó todo

Cuando los remakes o las secuelas ya no dan más, y cuando los directores buscan alguna manera de ganar dinero entreteniendo al público con una historia más o menos parecida, entonces aparecen las precuelas. Aquella película basada en la novela del escritor francés Pierre Boulle (El Planeta de los Simios) conquistó a las viejas generaciones e inmortalizó al actor Charlton Heston como uno de los mejores profesionales del antiguo cine. De hecho, ese título se mantiene en la punta de la montaña. Es un gran cásico. Pero lo que le siguió no fue tan exitoso, sobre todo aquel intento de Tim Burton por querer explotar la taquilla con una entrega que llevó el mismo nombre y que se estrenó en 2001. La crítica especializada la destruyó y los espectadores no quedaron muy satisfechos.
Pareciera que la escalera se hubiese desbarrancado desde la última entrega. Ya no era posible lanzar al mercado otro filme llamado El Planeta de los Simios, pues auguraba un desastre seguro. Sólo hubo alguien que se arriesgo y jugó la mejor carta: Rupert Wyatt. Este director decidió retomar a los simios para contar el inicio de toda la cosa. Romper el misterio, desvelar secretos y explicarle a los seguidores de la saga cómo llegaron esos animales a dominar sobre la raza humana no sonaba tan descabellado. Rick Jaffa y Amanda Silver escribieron el guión y junto a otro elenco (James Franco, Andy Serkis, Freida Pinto, Brian Cox y John Lithgow) le dieron forma a un relato que no defraudó los gustos. Muy buenos comentarios son los que han surgido para Rise of the Planet of the Apes (2011) y -hasta ahora- ha recaudado un total de 176 millones 140 mil 806 dólares. Eso quiere decir que esta sí resultó.
Will Rodman (Franco) es un científico que trabaja para una corporación farmacéutica, dirigiendo una investigación genética que desarrolla un virus benigno para recuperar el tejido deteriorado del cerebro humano y así encontrar una cura para el alzhéimer. Los monos son los conejillos de india. De repente el proyecto se paraliza pero Will decide seguir investigando desde casa junto con Caesar (Serkis), el único simio sobreviviente. El fármaco produce resultados inesperados, y Caesar empieza a experimentar una evolución tan notable que cambiará el transcurso de la historia. Lo mejor de todo es que la película presenta paso a paso la evolución de Caesar, creando una gran empatía con el público. Por otro lado, la calidad de los efectos digitales aquí es notable. Con la expresividad de Serkis (quien nunca asistió al set de grabación, sino que prestó sus gestos) estamos ante un CGI casi perfecto. Una producción bien facturada que dio en el clavo.

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