Claustrofóbicos abstenerse


Paul Conroy (Ryan Reynolds), padre de familia y contratista civil en Irak, despierta en un viejo ataúd de madera sin saber quién lo ha puesto ahí, ni por qué. Todo lo que él sabe es que casi no puede respirar y que, por una u otra razón, le dejaron en sus manos un Blackberry. No se crean que ustedes (espectadores) sí sabrán qué hace él en ese angustioso hueco que pareciera estar debajo de la tierra. Conforme vamos viendo el relato, nos vamos enterando a cuenta gotas, y junto con el protagonista, de los hechos. Y no sólo nos enteramos, sino que nos desesperamos hasta el punto de querer dejar de ver la cinta, pero no... que va, eso es imposible. Buried (Enterrado) te deja tan atónito que al final no podrás ni hablar. Nunca había visto un filme tan apasionante y claustrofóbico en toda mi vida. No hay necesidad de escuchar diálogos, ni de disponer de efectos especiales; aquí la sencillez es la magnificencia. Durante los 95 minutos que dura, lo único que presenciamos es una escena con escasas tomas. Eso es lo mejor.


Les sigo contando: Paul dispone de muy poco oxígeno, su contacto con el exterior se limita al móvil con la mitad de batería y con una precaria cobertura.  Tras largo rato de agonía, descubrirá que lo secuestraron y que salir vivo de ahí dependerá de que alguien pague su rescate. La película comienza en la más absoluta oscuridad, el sonido es el único aliado del público. La tenue luz de un encendedor hace que detallemos a Reynolds por primera vez. La frustración, la agonía, el miedo y la impotencia de ese hombre se adueñan de nuestro cuerpo. Yo me sentía testigo de la situación por experimentar la misma sensación de Paul. Sufrí, lloré y descargué mi rabia al final. No despegué mi vista de la pantalla jamás. El director (el español Rodrigo Cortés) logra esa conexión entre la gente y el personaje, mostrando sólo un escenario.

Ryan Reynolds durante el rodaje.
Lo más excitante es que muchos se preguntarán: ¿Qué tantas cosas pueden pasar en un ataúd? La respuesta es: DE TODO. Lo que tú menos te imagines le ocurre a Paul dentro de esa caja que no le permite casi ni moverse. El dinamismo, la fluidez y la iluminación son tres elementos fundamentales en esta producción, sin dejar a un lado la actuación del canadiense. Él no se mueve, habla poco y no tiene interacción con nadie... Aún así transmite miles de sentimientos. También hay que aplaudir los toques de humor que aporta el guión, pues eso nos ayuda a liberar la tensión. Creo que es una cinta demasiado completa, diferente a muchas y con una carga emocional y psicológica sumamente intensa. Un thriller de alta calidad que no pueden ver los claustrofóbicos ni en juego.


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