Un Tarzán muy disfrutable


Vamos a obviar el hecho de que este Tarzán (para mí) es uno de los más guapos que ha aparecido en la pantalla grande. Alexander Skarsgård es cara, músculos y virilidad en su máxima expresión. Sus abdominales se marcan aún en los planos abiertos. Pero ese es otro tema. La leyenda de Tarzán (2016) arranca con el exvampiro de True Blood como el aburguesado John Clayton III, lord inglés que ha recuperado los escudos familiares y ha abrazado el progreso hasta el punto de no querer ni oír hablar de la jungla. Es su esposa Jane (la aún más bella Margot Robbie, ¡Dios! ¡Qué mujer tan guapa!) la que lo convence de volver al Congo Belga ante las noticias de esclavismo y sobreexplotación de la que les llegan. Tarzán acepta regresar a casa pero una vez allí tarda en sustituir los mocasines por el taparrabos y solo se monta en liana cuando la trampa tendida por el siempre malísimo Christoph Waltz pone en peligro a su familia selvática. Ayudado por un Samuel L. Jackson (antiesclavista y pistolero como de wéstern de Tarantino), el protagonista se amolda a esta incursión oscura del director David Yates (Harry Potter y las Reliquias de la Muerte-Parte II). 


Lo que me llama la atención es que a pesar de ser una película familiar, en esta oportunidad tiene más de eso y va a ser muy difícil que un niño se quede tranquilo ante su trama de conflicto político y venganzas. Aquí no están presentes las gracias de Chita (de hecho Chita no existe), ni mucho menos hay escenas cómicas. Los gorilas parecen humanos y los códigos icónicos de sexualidad e instinto primitivo no están tan escondidos. Lo que no puede negarse es que la película tiene un montón de diversión, y llámese diversión a entretenimiento de ese que te deja pegado a la butaca sin querer mirar nada más. 


Yates hizo una revisión que no tiene casi nada que ver con la historia original y sin embargo ofrece todo lo que queríamos ver de este personaje, como por ejemplo lo que pasó con él después de salir de ese mundo en la jungla. Esta nueva versión es asombrosa en su estilo, enérgica y de gran presupuesto. Está bellamente realizada, tanto que podría repetir sin miedo que es la mejor cinta no animada de Tarzán en mucho tiempo. Nos ofrece un buen equilibrio entre el drama y la acción vigorosa. Para terminar, presten especial atención a la escena con los leones (hermosa, sencillamente hermosa) y a la pelea que tiene Skarsgård con su "hermano" mono, muy digital pero disfrutable al 100 por ciento.



Puntuación: 4 de 5 

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