Transcurría el año 2004 y un
actor famoso decidió dirigir la mejor película de su vida. Mel Gibson cambió la
historia del cine, al igual que lo hizo Jesús en el mundo. La Pasión de Cristo
es, por demás, el filme más poderoso sobre la vida del Nazareno que yo jamás
haya visto. Es terrible y sangriento, sí, pero perfecto (para mi). Con una
descarnada poesía que te quita el aliento desde el principio hasta el final. Es
que no faltó ni sobró, porque Mel lo hizo como lo tenía que hacer. El inicio es magnífico, el desarrollo más y el final (meramente fiel a lo que dice la
Biblia) te levanta de la silla con un compromiso total. La Pasión de Cristo es
ideal para verla siempre, sobre todo en Semana Santa. No importa que haya
pasado más de una década desde su estreno. Que me digan los otros espectadores
si yo estoy equivocada, pero estoy segura de que es una de esas escasas
películas que no pierden vigencia. Tanto así que el año pasado, cuando acudí al
cine a ver Hijo de Dios, lo único que hice fue recordar esta protagonizada de
manera magistral por el ahora poco visto Jim Caviezel.
Además, en general, fui
extremadamente conmovida por la habilidad y profundidad de todas las actuaciones.
No puedo dejar de nombrar la escena en la que Jesús cae al piso camino al
calvario y su madre lo abraza mientras recuerda un momento de la infancia…
¿Quién no lloró en esa parte? Dura 126 minutos, y admito que al menos 100 de
esos se refieren específica y gráficamente a la tortura y muerte de Jesús. Es
una obra violenta y -quizá- con un gore innecesario. Sin embargo, fue lo que la
hizo diferente al montón. No es un sermón, es una muestra de lo que vivió el
mesías aquí en la tierra durante apenas unas horas. Cinematográficamente
hablando, la estética es formidable. Todas las técnicas fueron de mi agrado: la
cámara lenta, los planos de detalle y algunas tomas trascendentales. La de la
gota que cae del cielo es INOLVIDABLE. Nada más que añadir, me voy corriendo a
encender el Blu-Ray y a verla por enésima vez.
Valoración: 5 de 5
Mel Gibson es un gran cineasta,
sin incurrir en clichés ni en escenas previstas. La Pasión de Cristo es
dolorosa, profundamente espiritual y única
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