LAS COMEDIAS ROMÁNTICAS NO CAMBIAN



En varias ocasiones he quedado con las ganas de ver cierta película después de apreciar velozmente el tráiler. Paso días y días apartando un tiempo aquí y sacando ratos por allá para ir al cine y, al salir de la sala, no encuentro la satisfacción que esperaba. Realmente no sé qué está pasando con las comedias románticas de la temporada. No ha habido al menos una que me emocione al máximo. En este caso la experiencia fue con Amor a distancia (Going the distance, por su título en inglés). Al saber que la eternamente intermitente Drew Barrymore era la protagonista, supuse que sería buena. Con Justin Long no me entusiasmé tanto pero igual iba con ganas. Lo cierto es que, si hay algo salva esta cinta, es la actuación de ambos... y no es excelente. Existen muchas fallas en el guión, pues una y otra vez los directores caen en los clichés, en los lugares comunes y en los gags rebuscados. Eso ya cansa.

La documentalista Nanette Burstein debuta en este largometraje mostrando más de lo mismo. Erin (Barrymore) es una aspirante a periodista que no está interesada en una relación estable. Garret (Long) acaba de quedar soltero y tampoco busca compromisos. Sin embargo, los dos se conectan después de una aventura que comenzó con una noche de "sexo loco" y un desayuno a la mañana siguiente. Los problemas se dan cuando la chica en cuestión tiene que regresar a San Francisco y el recién enamorado queda extrañándola en Nueva York. A partir de ahí, inician una lucha para no dejar morir el amor y tratar de que la "relación" sobreviva aún cuando los separan miles de kilómetros. Cómo acaba la cosa, al final, es lo de menos. En el proceso el espectador va perdiendo el interés y cuando cae en cuenta está viendo la escena del tradicionalísimo beso final.


Como para rellenar el tiempo decidieron complementar el dúo romántico con los amigos, quienes tienen la vida convertida en un desastre pero que, en los momentos menos esperados, dan sabios consejos. Está la hermana de Erin, interpretada por una acertada Christina Applegate, en un papel de obsesiva compulsiva que le queda muy bien.  Charlie Day y Jim Gaffigan también tienen una participación necesaria. Por supuesto, los tira y encoge son los aburridos. Incluyen celos, desconfianzas, discusiones y una gran variedad de situaciones conocidas. Sólo vi con sutileza una escena de lágrimas realmente conmovedora. Dios quiera que en el futuro lleguen propuestas más admirables. ¡Hasta la próxima!


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