Discurso no comparable

¿Es tarde para hablar de la gran triunfadora del Oscar? Yo creo que no. El discurso del rey (The king's speech) se encuentra en cartelera y sigue siendo vista por cientos de fanáticos. Admirada por la mayoría e ignorada por un selecto grupo, la cinta de Tom Hooper deja al espectador con un buen sabor de boca. Un sabor que tiene que ver con la perseverancia, las ganas y -sobre todo- la amistad. La primera escena muestra cómo será el desarrollo: una trama que acapara por completo la figura de Colin Firth, como el tartamudo Jorge VI. El camino que recorre hacia el micrófono, por medio del cual tiene que dirigirse a una expectante audiencia, es similar al que lleva a los condenados hacia la silla eléctrica. Eso es lo que nos hace sentir el personaje, quien transmite con grandeza sus miedos e inseguridades.
La película atrapa al espectador con creciente interés, no desde el principio pero sí a medida que avanzan los minutos y nos metemos paulatinamente en la piel de una persona con serios problemas existenciales. Se trata de una premisa bastante sencilla y un guion estructurado con magia a partir de un hecho real. Los que van en contra de ella han expresado numerosas críticas a través de las redes sociales, sobre todo comparándola con La red social (esta ha debido llevarse los méritos, según ellos).Argumentan que no hay motivo alguno para que The king's speech se adueñara del gusto total de La Academia de Hollywood. "No es para nada memorable", comentan. Yo difiero. Estoy consiente de que no es la obra maestra capaz de sobrevivir por años, pero sí hará que recordemos a su protagonista: soberbia actuación, asombrosa imitación de la tartamudez y grandiosos los matices que le aporta.
Sin embargo, decir que Firth es el principio y el final del filme sería injusto. Merecida atención se lleva la presencia de Geoffrey Rush, cuya inclusión dentro del reparto no fue sólo para servir de apoyo, sino que termina convirtiéndose en pieza fundamental. Él, como logopeda del rey, se roba el show y hace que la cinta se pasee por el drama y la comedia de una manera perfecta. Su mirada en la última parte quedó en mi mente. Ahhh, casi me olvidaba de Helena Bonham Carter, envuelta en un papel nada burtoniano. En definitiva, no hay que buscarle las cinco patas al gato. La entrega épica de Hooper es completamente redonda. Su tiempo es exacto y su ritmo, aunque lento, no molesta. No caben las comparaciones.

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