Tengo varias semanas hablando de películas que me dejaron satisfecha; cintas bien hechas en su mayor parte y bastante recomendables. Ahora llegó el momento de hablar de una que no pasó la prueba. Me refiero a La chica de la capa roja, mejor conocida en otras partes de Latinoamérica como Caperucita Roja. Con este último título difiero un poco, ¿Por qué llamarla igual que el cuento que nos acompañó durante nuestra infancia? Simplemente porque nos presenta a un lobo, a una jovencita y a una abuelita? El guión tiene unos forzados intentos por parecer inteligente, y la verdad no es nada grandioso. Si alguna persona no lo entiende, no significa que contenga una trama rompe cocos. En realidad, no tiene ni pies ni cabeza. Nos encontramos una entrega de lo más simplona.
Comencé a investigar para saber si, en efecto, el escritor David Leslie Johnson se había inspirado en la historia original y descubrí que Charles Perrault incluyó la vieja leyenda en un libro de cuentos en 1697. En las primeras versiones, Caperucita se comía la carne descuartizada de la abuelita. La historia era bastante aterradora y había nacido con el propósito de aleccionar a las niñas para que no entablaran contacto con desconocidos. Más tarde, Ludwig Tiek escribió una más sangrienta, con elementos eróticos y se llamó Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja: Una tragedia. Se presume que el reciente estreno proviene de ahí, sin embargo, se queda corta. Dados los antecedentes, se podía jugar mucho más con la fantasía y el terror.
Las actuaciones no están mal. Amanda Seyfried (protagonista) siempre está correcta y cada vez mejora más. Lo que sucede es que se anunciaba como una propuesta con potencial, con toques oscuros y terminó proyectando un estilo muy crepuscular. Para los que no entienden esta última frase, La chica de la capa roja es dirigida por Catherine Hardwicke, quien estuvo a cargo de la primera cinta de la saga Crepúsculo. También hay otros fallos, como por ejemplo: algunos personajes tienen un look muy moderno, como para pertenecer a la Edad Medieval; se expresan igual que los de las series de televisión, a fin de cuentas, estamos ante otra obra creada para adolescentes. Lo que sí puede rescatarse es la fotografía. Muy bien logrados los contrastes y la recreación de la aldea. Si tienes entre 14 y 18 años la puedes ver con confianza.
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