Es difícil encontrar películas buenas o malas en su totalidad. La cuestión del cine es tan subjetiva que llegar a ser crítico es una responsabilidad bien grande. Lo que a mi me puede parecer detestable, otro es capaz de catalogarlo como "lo mejor del universo". Cada vez que quiero hablar de alguna producción me pregunto: "¿Qué opinará el resto de los cinéfilos? En este caso no lo hice. No sé si Bajo el mismo techo ( Life as we know it), una especie de teleserie romántica, le guste a todos o si sea capaz de mantener el interés de los más exigentes. De lo que sí estoy segura es de su honestidad. Debo reconocer que me gustó de principio a fin y que no me decepcionó, pues no esperaba nada diferente. El guión se plantea claro y -para qué negarlo- previsible con todo lo que va a pasar.
Aunque es del año pasado, sé que la mayoría no la ha visto. Para ese grupo trataré de ser discreta al contar la historia, porque si se revela un sólo detalle se adivina todo. Holly Berenson (Katherine Heigl) y Eric Messer (Josh Duhamel) tienen una cita arreglada por una pareja de esposos con la que guardan una gran amistad. El encuentro es tan desastroso que ni siquiera llegan al restaurante. Ambos se dan cuenta que son dos polos opuestos y ruegan no tener que encontrarse "nunca más", petición que no se les cumple. En adelante, ellos deberán soportarse en cada evento (matrimonio, baby shower o primer cumpleaños del bebé) que organizen sus queridos amigos. La sinopsis presenta un aparente cliché que no abandona el género, pero el desarrollo introduce al espectador en unos caminos extraños y es cuando lo hace cuestionar si en realidad se trata de una comedia o un drama.
Yo la catalogué como una comedia melodramática, en la que se mueven personajes con actuaciones correctas. Heigl y Duhamel demuestran que son capaces de desplazarse en cualquier clima y, en los momentos clave, colorean las situaciones para que nos olvidemos de la tragedia (sí, existe una fatalidad de la cual se desprende lo más importante del contenido, pero queda en segundo plano). Si tienen ganas de saber "un poquito más", déjenme adelantarles que los protagonistas no son dos, sino tres. El tercero es una dulce bebita llamada Sophie, a quien llegamos a adorar. Bueno, eso es evidente en el póster. En definitiva, esta obra de Greg Berlanti es una entrega que no se traiciona a sí misma y que tiene momentos divertidos que la definen como simpática, a pesar de que lo visual no es tan creativo. Lo importante es que el público se conecta con un producto bastante decente. Te lo prometo, la pasarás bien.
Yo la catalogué como una comedia melodramática, en la que se mueven personajes con actuaciones correctas. Heigl y Duhamel demuestran que son capaces de desplazarse en cualquier clima y, en los momentos clave, colorean las situaciones para que nos olvidemos de la tragedia (sí, existe una fatalidad de la cual se desprende lo más importante del contenido, pero queda en segundo plano). Si tienen ganas de saber "un poquito más", déjenme adelantarles que los protagonistas no son dos, sino tres. El tercero es una dulce bebita llamada Sophie, a quien llegamos a adorar. Bueno, eso es evidente en el póster. En definitiva, esta obra de Greg Berlanti es una entrega que no se traiciona a sí misma y que tiene momentos divertidos que la definen como simpática, a pesar de que lo visual no es tan creativo. Lo importante es que el público se conecta con un producto bastante decente. Te lo prometo, la pasarás bien.
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