En El ilusionista (2007), Neil Burger creó un personaje con presuntos poderes sobrenaturales, un mago que cautivó a la población de Viena de principios del siglo XX. En esa oportunidad contó con Edward Norton, quien todavía es recordado por esa interpretación. Ahora (2011) Limitless le regala al director estadounidense otros reconocimientos, gracias a la actuación de un Bradley Cooper entregado y dispuesto a demostrar que tiene el potencial para llevar todo el peso de una película en su primer protagónico real. Nos encontramos con una producción que posee un argumento interesante: Eddie Morra (Cooper) es un escritor con una imaginación tan corta como su éxito. La vida que le espera está marcada por constantes fracasos y no tiene nada a su alcance para mejorar. Por casualidad se encuentra con el hermano de su ex mujer, quien le entrega una "pastilla milagrosa" para elevar su capacidad cerebral al 100 por ciento. Gracias a la droga experimental NZT, el protagonista se vuelve una especie de fenómeno y, con su inteligencia, logra sorprender al más incrédulo.
Basado en la novela The dark fields de Allan Glynn, este filme es un efectivo thriller que se pasea entre la fantasía y la ficción -con un poco de acción-. El relato mantiene al público con la atención fija en el actor principal. Sin embargo, el resultado satisface las necesidades de los cinéfilos en una medida que no rebosa los "límites", es decir deja una inevitable sensación de que pudo hacerse mucho más. El guión, el reparto y los efectos dan para un: "¡Wao!", pero las frases al salir del cine se quedan en: "Es muy buena". Se nota que la intención de Burger es evitar las complicaciones y entretener ligeramente. Sólo algunas veces se mete por varios vericuetos.
Dos elementos me chocaron en esta entrega: 1) El montaje, el cual está realizado al más puro estilo videoclipero. Eso no está mal, ni siquiera es un error, pero debo admitir que aún no me acostumbro y prefiero las entregas más simples. Y 2) Robert De Niro, pues como ya tiene fama se acostó a dormir. Su nombre seduce al público de entrada y más adelante nos damos cuenta de que su participación es floja. Por ahí leí en otra crítica que el veterano encendió su botón automático y simplemente actuó. Todo lo demás es digno de ver y analizar.
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