De cómo una cinta pierde su encanto


Qué lástima me da cuando veo una película fallida en aspectos tan elementales como el desarrollo de la historia y la esencia de los personajes. En el mundo cinematográfico existe una amplia cartera de histriones y es labor del director -en el mejor de los casos- escogerlos apropiadamente. El siguiente paso consiste en hacerles pruebas de química, pues por muy buenos que sean quizá no funcionen al juntarlos unos con otros. Algo parecido ocurrió en Agua para elefantes, la nueva entrega de Francis Lawrence. Se trata de la adaptación del best-seller homónimo de Sara Gruen publicado en 2006. De entrada nos encontramos con una estética muy cuidada. La puesta en escena es impecable, al igual que  el trabajo de producción. Mención aparte para la bella fotografía de Rodrigo Prieto, aunque contradice el planteamiento abordado en los tiempos de la Gran Depresión del siglo XX. La cámara lo recoge todo con excesiva luminosidad.

La trama se centra en un joven estudiante de veterinaria (Robert Pattinson), quien se ve obligado a dejar su formación tras el asesinato de sus padres. A partir de ese momento comienza un peregrinar y cae por "casualidad" en el tren que transporta a los integrantes del circo de los hermanos Benzini. El empleo (como médico de los animales) lo consigue casi de inmediato. Le gusta y se siente cómodo, hasta que enamora de Marlena (Reese Witherspoon), la estrella principal del espectáculo y esposa del dueño (Christoph Waltz). El problema de este filme radica en que no hay encanto. Por ejemplo, la parte en la que el protagonista se encuentra por primera vez con su amada, carece de magia. El romance brilla por su ausencia y, en líneas generales, se contempla sin pasión.

Pattinson y Witherspoon están correctos pero entre ellos no hay chispa, ni siquiera en la corta escena donde hacen el amor. En cambio, apreciamos a un increíble Christoph Waltz, encarnando al más retorcido de los villanos. Si analizamos la grieta, podríamos reflexionar que tal vez  sea falta de óptica. Muchos directores son versátiles, pero otros tienen que morir con un mismo estilo. Las cintas de Lawrence son totalmente diferentes:Soy leyenda y Constantine y ahora esta. Por lo tanto, Agua para elefantes se convierte en una película del montón. Creo que lo mejor es la hermosa elefanta Rosie. Esa sí nos roba el corazón. Hasta la próxima. 

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